Recorriendo en coche las tortuosas carreteras de las montañas del Alto Atlas, es habitual encontrar personas de villas lejanas que recorren kilómetros a pie y van pidiendo a los coches si los pueden llevar. Un señor de unos 50 años nos para. Vamos camino a Imi N'Tala, una villa enterrada por la montaña, y preguntamos al hombre si se dirige hacia el mismo lugar. "Imi N'Tala, Imi N'Tala," repite asintiendo con la cabeza. Pero la segunda vez que dice el nombre, restalla a llorar y se lanza a abrazar al periodista, que ha conocido hace unos segundos. Se llama Omar, vive en otra villa, pero ha perdido a sus padres en Imi N'Tala.

Una semana en el corazón del terremoto de Marruecos: las 7 claves sobre el terreno

 

"Han muerto 13 familiares míos por el terremoto. Los vecinos los hemos sacado de bajo los escombros y enterrado"

 

Después de bordear las montañas durante una hora, finalmente llegamos a Imi N'Tala. Su las tres de la tarde del viernes, hace casi una semana del terremoto y a Imn'Tala todavía te ofrecen mascarillas para combatir el olor de muerte. El equipo español de la Unidad Militar de Emergencias (UME) trabaja junto con médicos y bomberos marroquíes, y también del Qatar, en el rescate de dos cuerpos que todavía no se habían encontrado.

No queda prácticamente nada de esta villa de 880 habitantes donde según sus vecinos cuentan hasta 90 muertos. Lo que cuesta es entender cómo sobrevivieron tantas personas al hundimiento de la montaña, que fue lo que hizo que esta localidad desapareciera.

"Salí corriendo y escapé", explica la Malika, viuda de unos 35 años que ha perdido a su hijo de siete. La acompañan otras dos mujeres, a una de ellas con un bebé en la espalda, y otros pequeños corren por allí.

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Imi N'Tala / Germán Aranda

37 tumbas nuevas hechas por los vecinos

A pocos metros, hasta 37 tumbas nuevas, hechas por los mismos vecinos con piedra y piedra sobresaliente por encima de la tierra, marcando la distancia entre pies y ninguno, muestran la magnitud de la tragedia. En algunos casos, la distancia entre piedra y piedra es muy pequeña, lo cual quiere decir que los enterrados son niños o niñas. En casi todos los poblados del Alto Atlas, explican que fueron los vecinos quienes sacaron los cuerpos de bajo los escombros y también los que celebraron funerales colectivos y cavaron las nuevas tumbas.

También fue así en Agdourd, un poblado próximo del cual viene en Jamal, joven que dice estar "enfadado" con las autoridades por la falta de respuesta. Se encuentra en Imi N'Tala para ver si encuentra a sus amigos, con los que no consigue hablar desde el día del terremoto. "La ambulancia llegó a mi pueblo el domingo, si hubiera llegado antes podría haber salvado a tres o cuatro personas", dice enfadado. En su poblado murieron 50 personas, explica.

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Imi N'Tala / Germán Aranda

Con solo tres ciudades y 37 poblados rurales, que a su tiempo tienen centenares de douars, aldeas aisladas vinculados a la población rural, la provincia de Al-Haouz es la más afectada por el terremoto y también donde se generó el epicentro del seísmo, en la localidad de Ighil. Con una población de 506.000 habitantes y una superficie de 6.212 kilómetros cuadrados, según datos del gobierno, hay muerte 1.600 de los 2.900 muertos que ha dejado el seísmo. La provincia de Teroudant, vecina y con características similares y con 800.000 habitantes, es la segunda más afectada con 976 víctimas mortales. El resto han muerto en la provincia de Ouarzazate y en la ciudad de Marrakech, donde oficialmente han muerto 16 personas.

Hay más de 5.000 heridos y el gobierno cifra en 50.000 las viviendas afectadas, cifra que encaja con la estimación de la ONU de 300.000 personas afectadas, ya que seis personas es una unidad familiar habitual en esta región. Ahora bien, en las montañas cuesta encontrar a alguien que se atreva a dormir en su casa, por poco afectada que esté.