Fracaso histórico de los republicanos en el Congreso de Estados Unidos. Este martes, se celebra la sesión inaugural de la nueva legislatura y, previsiblemente, había que escoger al nuevo presidente de la cámara, que sustituirá a la demócrata Nancy Pelosi. Las mid-terms del pasado noviembre otorgaron la mayoría absoluta al Partido Republicano, complicando el mandato de Joe Biden, aunque el máximo mandatario norteamericano ha salvado la mayoría en el Senado y eso minora el efecto. Con todo, quien era el máximo favorito para encabezar la cámara legislativa es Kevin McCarthy, del Partido Republicano, y que ya había sido el líder del partido en el Congreso en la anterior legislatura. McCarthy, sin embargo, no ha superado ninguna de las tres votaciones a las que se ha sometido, y no ha sido elegido presidente del Congreso por la división en el seno del grupo de los republicanos.
Concretamente, Kevin McCarthy necesitaba 218 votos —mayoría absoluta— para poder ser elegido "speaker" de la Cámara de Representantes, pero solo ha reunido 203 en las dos votaciones y, en la tercera, 202. Los republicanos, que disponen de 222 miembros en el Congreso, se han fracturado en esta votación y 19 de ellos no han apoyado la candidatura de McCarthy. De hecho, el candidato de Nueva York de los demócratas, Hakeem Jeffries, ha sumado más votos (212) que McCarthy, pero se ha quedado a seis de la mayoría absoluta. En el caso de la primera votación, 10 de los 19 republicanos que no simpatizan con McCarthy han votado al congresista Andy Biggs, mientras que los nueve restantes no han votado a nadie. En la segunda, los 19 han votado a Jim Jordan, congresista republicano díscolo. En la tercera, Jordan ha sumado un apoyo más, voto que ha perdido McCarthy.
Es una situación inusual y que hacía más de un siglo que no se vivía. El republicano descarta retirarse y se seguirán haciendo votaciones hasta que salga elegido un presidente. Eso implica que, mientras no haya una nueva presidencia, la actividad legislativa no podrá empezar. Y McCarthy (o cualquier otro candidato) necesitará llegar como mínimo a los 218 votos para poder desbloquear la paralización parlamentaria. Los precedentes que hay se remontan al 1869, cuando se tuvieron que celebrar hasta 60 votaciones para elegir a un presidente; mientras que en el año 1923 hubo que hacer nueve.
Reunión "intensa" de los republicanos
Antes de que empezara la sesión inaugural del 118.º Congreso norteamericano, Kevin McCarthy ya admitía ante los medios de comunicación que no estaba seguro de que su candidatura llegara a los 218 votos requeridos para ser investido. "Hemos tenido una reunión intensa", explicaba el exlíder republicano en el Congreso después de encontrarse con el resto de parlamentarios de su partido. Los miembros que rehúsan que McCarthy sea el nuevo presidente de la Cámara de Representantes forman parte del ala dura del partido y más próxima a la extrema derecha. Algunos de ellos han denunciado que se pretenda que sean "sumisos" y que den apoyo "sin condiciones" al candidato y también han querido destacar que hace mucho tiempo" enviaron sus "demandas" a Kevin McCarthy, como ahora un cambio en el reglamento de los debates o nuevas propuestas de nombres para encabezar los diferentes comités de la Cámara Baja. "No ha querido negociar hasta ahora", reprochan.
En paralelo, Kevin McCarthy ha señalado que seguirá intentando sumar apoyos para ser escogido nuevo líder del Congreso y, por lo tanto, la tercera autoridad de Estados Unidos: "La batalla es por el partido y por el país y pienso librarla". Ante el rechazo de algunos compañeros de filas, McCarthy ha criticado que estos pongan por delante "sus cargos que el país". La incomodidad en el Partido Republicano es cada vez más evidente, y es que el sector más moderado del partido considera que los resultados de las elecciones de noviembre no fueron muy buenos, teniendo en cuenta que se esperaba una victoria más amplia en la Cámara Baja y que los demócratas todavía han salido más reforzados en el Senado. En este contexto, señalan la influencia de Donald Trump como detonante, mientras que el sector 'trumpista' del partido pone el foco, precisamente, en Kevin McCarthy, a quien apuntan como culpable de una mala campaña para los comicios de medio mandato.