El movimiento independentista escocés sigue creciendo en las urnas. La semana pasada, los escoceses volvieron a confirmar su apoyo al proyecto independentista del partido nacionalista escocés (SNP, por sus siglas en inglés) en las elecciones locales. El partido de la primera ministra Nicola Sturgeon volvió a ser el claro vencedor de los comicios, con un total de 453 concejales, 22 más que en las anteriores elecciones.
Los resultados confirman que el proyecto independentista no se ha desinflado a pesar de la derrota en el referéndum de 2014 y la salida de la Unión Europea con el Brexit. Junto con los verdes, con quién el SNP ha pactado la hoja de ruta para celebrar un referéndum antes de que acabe en el 2023, el número de concejales independentistas en Escocia ha crecido un 8,4% con respecto a las anteriores elecciones. Y con este escenario, todo tendría que empezar a andar ya para que el pueblo escocés pueda decidir dentro de un año si quiere convertirse en un estado independiente.
El camino hacia un segundo referéndum escocés
En las últimas ocho elecciones, tanto locales como nacionales, el SNP se ha configurado como la propuesta preferida de los escoceses. Con respecto al ámbito local, ya hace cinco elecciones que mantiene un crecimiento constante que lo ha llevado a consolidarse como la fuerza más votada. En estos momentos, el partido nacionalista tiene un 37% de los concejales en Escocia.
La nueva victoria en las urnas el pasado 5 de mayo constata los apoyos al proyecto del actual gobierno escocés, que entre otras promesas tiene por bandera celebrar un referéndum de autodeterminación antes de que se acabe el año 2023.
Las cosas han cambiado mucho desde que ahora hace ocho meses Sturgeon hizo esta promesa. Pero la primera ministra de Escocia ha asegurado que aunque a nivel internacional los esfuerzos políticos estén centrados en la guerra en Ucrania, eso no altera su previsión de que el próximo año se convocará el segundo referéndum sobre la independencia.
Por eso, las bases independentistas ya se preparan para arrancar con fuerza la campaña por el Sí a finales de este mes de mayo. Aberdeen, la tercera ciudad más poblada de Escocia, será la anfitriona de un gran acto del movimiento independentista el 29 de este mes. Políticos, como el presidente del SNP Michael Russell, académicos y personas del mundo cultural darán el tiro de salida a la campaña por el referéndum de independencia del 2023 con el objetivo principal de convencer a los indecisos - entre un 7 y un 10% de los electores. De momento, las encuestas de opinión dan una ajustada victoria al unionismo: el No ganaría con un 47% de los votos, según el último sondeo de The Scotsman.
Por otro lado, todavía queda otra variable para saber si de aquí un año los escoceses podrán volver a las urnas: el visto bueno del gobierno británico. De momento, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ya ha dicho en reiteradas ocasiones que no es partidario. La última, el 18 de marzo, en la conferencia de los conservadores y unionistas escoceses, también celebrada en Aberdeen. "Ahora no es el momento", arreció, haciéndose eco de la posición de su predecesora, Theresa May.
La situación del independentismo en Gales
A pesar de la oposición de Londres a permitir que el pueblo escocés vote sobre la independencia, los movimientos a favor de la autodeterminación en el Reino Unido continúan más fuertes que nunca.
En Gales, el principal partido nacionalista es el Plaid Cymru que aunque no tiene una propuesta de referéndum al horizonte tan definida como en Escocia, sí que defienden una nación galesa independiente de Londres. En el ámbito local, a pesar de perder a algunos concejales en las pasadas elecciones, se mantienen como el segundo partido político con más representación, con 202 concejales, solo por detrás de los laboristas (526).
Victoria histórica en Irlanda
Pero el 5 de mayo ha quedado marcado en el calendario de la historia política reciente por la victoria del Sinn Féin en las elecciones a la Asamblea de Irlanda del Norte. Por primera vez desde que esta institución nació en 1998 con el Acuerdo del Viernes Santo, el partido partidario de la reunificación de la isla de Irlanda ha ganado por delante del Partido Unionista Demócrata (DUP, por sus siglas en inglés).
Después de años con los partidarios de continuar en el Reino Unido al frente del gobierno, el programa de Sinn Féin apuesta ahora totalmente por lo contrario. Su propuesta para el futuro gobierno defiende un "proceso democrático que permita a todo el mundo, norte y sur, participar en la planificación y preparación del cambio constitucional" a través de un referéndum de unificación.
Cuando esta propuesta sea firme, los acuerdos de paz determinan los gobiernos irlandés y británico se tendrían que reunir para acordar la fecha de las votaciones. El copresidente del partido conservador, Oliver Dowden, dijo en una entrevista en la cadena de televisión Sky News que "si hay una opinión nacionalista de mayoría sostenida a favor de una Irlanda unida, se tendría que expresar en un referéndum". "Eso va más allá del poder del gobierno del Reino Unido y tenemos que permitir que pase", defendió.
Sin embargo, las cosas no son tan fáciles. El DUP no permitirá con tanta facilidad que el panorama político en Irlanda del Norte tome este camino. Según los acuerdos de 1998, el gobierno de Irlanda del Norte sólo puede ser de coalición entre dos partidos grandes que representen diferentes comunidades del territorio. Ahora bien, desde el DUP ya han asegurado que no formarán gobierno si no se retira el protocolo del Brexit, y su postura ha impedido que este viernes la asamblea se pusiera de acuerdo para elegir al portavoz de la cámara.
Desde que se hizo efectiva la salida del Reino Unido de la UE, entre el norte y el sur de Irlanda hay una frontera flexible que no requiere controles, ya que eso iría en contra de los acuerdos de paz. Esta situación, sin embargo, ha provocado que a efectos prácticos haya controles por mar entre el Reino Unido e Irlanda del Norte. Una situación que los partidos nacionalistas partidarios de la corona británica, como el DUP, no ven con buenos ojos y quieren que el gobierno de Londres rompa el protocolo para no tener un estatus diferente que el resto de los ciudadanos británicos.
Desde Bruselas, ya han advertido que una acción unilateral por parte del Reino Unido para dejar de aplicar el protocolo "simplemente no es aceptable". "Estoy convencido de que sólo las soluciones conjuntas funcionarán. La acción unilateral, que de hecho deja de aplicar un acuerdo internacional como el protocolo, simplemente no es aceptable", ha denunciado el vicepresidente de la Comisión Europea encargado del Brexit, Maros Sefcovic, esta semana.