Europa vuelve a abrir los ojos ante una crisis migratoria masiva por el Mediterráneo y en el corazón de los Balcanes. La gran afluencia de personas, tanto por mar como por tierra, a la Unión Europea provocó una retahíla de tensiones diplomáticas entre Francia e Italia, después de que París acogiera un barco a la deriva con más de 200 migrantes ilegales a bordo que Roma había rechazado. El presidente galo, Emmanuel Macron, calificó como “vomitiva” la gestión de la crisis por parte del ejecutivo de Giorgia Meloni, a lo que esta lo acusó de “cínico” y le recordó el franco CFA vinculado al euro como una nueva fórmula de colonialismo. Cuando parecía que el encontronazo se había resuelto con una reunión entre ambos líderes en el Elíseo, llegaron más de 12.000 inmigrantes ilegales a Lampedusa, procedentes la mayoría de Túnez. La problemática escaló hasta Bruselas, con el viaje de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a la isla italiana y la promesa de “una respuesta europea”. ¿Cuáles son las puertas de entrada a la UE y las grandes dificultades para controlarlas? ¿Qué sucede en el Mediterráneo y los Balcanes?

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, en su visita a Lampedusa / Europa Press - Contacto - Cecilia Fabiano
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, en su visita a Lampedusa / Europa Press - Contacto - Cecilia Fabiano 

Las principales puertas de Europa o rutas migratorias, según la Unidad de Riesgo y Análisis de Frontex, fueron en 2022 los Balcanes Occidentales y el Mediterráneo Central. Aunque hasta agosto de este año la tendencia se ha invertido y Malta e Italia han concentrado el mayor número de entradas ilegales en la UE. Unos lo hacen a pie y otros en las recurrentes pateras. Alcanzando las 114.265 personas que acceden por mar frente a los 70.548 que lo hicieron a pie por Croacia, Eslovenia o Hungría, entre otros. El objetivo, como explicaba Akram a ElNacional.cat, es el mismo: entrar en el espacio Schengen para poder llegar hasta las ciudades centrales y más al Oeste del continente. Pese a ello, muchos se quedan directamente en los primeros Estados en los que logran entrar como Grecia, Italia o en el caso más occidental, España.

La “respuesta europea” de la que hablaba la presidenta de la Comisión se materializará en ayudas económicas y el apoyo de cuerpos costeros como Frontex, pero los problemas migratorios y la defensa de las fronteras exteriores de la UE siguen siendo competencia de los Estados miembros periféricos. Las solicitudes de asilo prácticamente se han duplicado entre 2021 y 2022, según los últimos datos del Eurostat, pasando de 632.405 a 962.160, una cifra que supone la tercera más alta de la serie histórica, solo superada por las 1.322.850 y 1.260.920 personas que pidieron dicho estatus en 2015 y 2016, respectivamente.

El caso de los Balcanes

El número de personas que han entrado de forma ilegal a la UE ha sido tal en los últimos años por los Balcanes que, poco antes de la crisis de Lampedusa, Italia, Eslovenia y Croacia se comprometieron el pasado 10 de julio a luchar contra el tráfico de migrantes y el crimen organizado transnacional. La ruta de los Balcanes comprende desde la salida de Grecia hasta la llegada a Croacia y Eslovenia, fundamentalmente, aunque también hasta Hungría. La presión migratoria se ha mantenido de forma estable en la zona, pese a que, a finales de 2022, Eslovenia mostró sus reticencias dado que debía abrir sus fronteras por la entrada en Schengen de Croacia por donde cada año cruzan miles de personas ilegalmente. En cualquier caso, la adhesión de Rumanía y Bulgaria fue rechazada, principalmente por los gobiernos de Austria y Países Bajos, por miedo a crear una nueva ruta migratoria.

Aun así, la Unión Europea cuenta con colaboraciones y ayuda a los países balcánicos, donde además Frontex actúa con operaciones como Terra. Bosnia y Herzegovina y Serbia son dos de los Estados por los que fluyen un mayor número de personas. En Bira (Bosnia) se reformó a finales de 2020 el centro de migrantes por un valor de 3,5 millones de euros con ayudas de la UE. Un apoyo que también se traduce en los refuerzos policiales a los cuerpos fronterizos, que como detallan fuentes del gobierno federal bosnio a ElNacional.cat, no hay que confundir con las policías de la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República de Srpska, que pese a la controversia de 2020 no actúa en fronteras.

Campamento de Vucjak, en la frontera entre Bosnia y Croacia / MSF - ANNA PANTELIA
Campamento de Vucjak, en la frontera entre Bosnia y Croacia / MSF - ANNA PANTELIA

Esta disociación policial en los Balcanes se intenta revertir para actuar coordinadamente bajo la influencia de la UE. Aunque se han dado situaciones, como denuncia Human Rights Watch, de violencia y vulneración de derechos fundamentales en Croacia. En un informe de la organización de 94 páginas, se asegura que las autoridades croatas participan en devoluciones, “incluso de niños acompañado y familias con niños pequeños”, además de acciones por parte de la policía croata que “roba o destruye teléfonos, dinero, documentos de identidad y otros bienes personales, y a menudo somete a niños y adultos a tratos humillantes y degradantes, a veces de manera explícitamente racista”. Este medio se ha intentado poner en contacto con el gobierno de este primer país Schengen en la zona, sin obtener respuesta, para corroborar dichas acusaciones.

Los acuerdos migratorios con Túnez, Turquía y Marruecos

Pero la lejana ruta migratoria de los Balcanes no es la más comentada en Europa Occidental. Las decenas de miles de personas llegadas a la isla italiana de Lampedusa forzaron un acuerdo con Túnez, país de donde zarparon la mayoría de los inmigrantes ilegales que llegaron a las costas de Italia hace unos días. Por ello, la Comisión Europea acordó en nombre de todos los Estados de la UE un apoyo de más de 700 millones de euros de fondos del bloque para estabilizar la economía de Túnez, gestionar la migración e impulsar la energía renovable. Algo que no acabó de convencer al Defensor del Pueblo Europeo, que ha pedido aclaraciones del organismo liderado por Von der Leyen, sobre cómo realizó la “evaluación de impacto" y evitará los “abusos documentados” del informe de HRW.  

Aunque estos acuerdos migratorios de la UE con terceros países también se dan en Turquía, que frena la llegada de migrantes a Grecia y el enlace por los Balcanes. Un punto caliente donde diversas organizaciones pro derechos humanos han denunciado abusos. Precisamente, este fin de semana, el ministro de Inmigración heleno, Dimitris Kairidis, anunció que su país está revisando el pacto migratorio de 2016 firmado entre la Unión Europea y Turquía, justo después de la crisis de 2015. Esta posible reestructuración se llevará a cabo, según fuentes del ejecutivo griego, el próximo 7 de diciembre en Salónica, lo que podría hacer aumentar el paquete ampliado de ayuda de 6.000 millones de euros para Ankara. "Queremos un acuerdo, el ambiente es positivo", declaró el dirigente a la cadena pública ERT.

Por último, los paquetes de ayuda de cooperación de la UE con Marruecos, especialmente en las fronteras terrestres de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, así como por mar en las islas Canarias, han sido recurrentes para frenar la inmigración ilegal masiva. Estos aportes económicos, como anunció el Comisario de Vecindad y Ampliación, Olivér Várhelyi, en marzo, tienen un valor de 624 millones de euros y se destinan al apoyo de la transición del país norteafricano hacia la energía verde, mejorar la cooperación para abordar la gestión de la migración irregular y los planes de reforma en diferentes áreas. En este caso, a diferencia de los anteriores, la controversia no viene por el aporte económico sino por la tragedia de Melilla en junio de 2022 revelada por la BBC y que contradice la versión oficial del gobierno español.