La diplomacia no parece estar dentro de los planes de Israel en el contexto de los frentes abiertos que tiene contra sus muchos enemigos (Hamás, Hizbulá, Irán, los hutís del Yemen, las milicias de Siria, el Iraq y Pakistán) que lo rodean. Una de las imágenes que lo demuestran, y que pasará a la historia, es la del primer ministro Benjamin Netanyahu en el momento de dar la orden de lanzar el letal y poderoso bombardeo sobre los edificios donde se encontraba el líder de Hizbulá, Hasan Nasrallah, en el sur de Beirut, desde Nueva York. Pero, ¿fue antes o después de su desafiante y beligerante discurso ante la Asamblea de la ONU? La imagen fue compartida el viernes por la misma oficina del primer ministro, seguramente con la intención de mostrar a un Netanyahu fuerte, al que no le tiembla la mano a la hora de defender a sus compatriotas, y que está dispuesto a llegar hasta el final. “No toleraremos que un ejército terrorista se sitúe en nuestra frontera, ni que dispare indiscriminadamente contra nuestras ciudades. Mientras Hizbulá opte por la guerra, Israel no se detendrá”, dejó muy claro ante los centenares de representantes de los países del mundo, aunque algunos le dieron la espalda y se ausentaron deliberadamente como señal de protesta.

Un plan de engaño

Pero existen algunas contradicciones con respecto al lugar y el momento en el que Netanyahu dio la orden por teléfono. En la imagen difundida por la oficina de Netanyahu después del discurso y antes de anunciar que adelantaría su retorno a Israel, se ve al primer ministro sentado en una silla, flanqueado por dos hombres que lo observan: su secretario militar y su jefe de gabinete. Las primeras informaciones de algunos medios y también las que trascendieron en las redes sociales dieron por hecho que Netanyahu había dado el discurso y posteriormente había ido a un despacho de las mismas Naciones Unidas, desde donde ordenó el ataque.

Pero los detalles de la intrahistoria de la fotografía y del ataque mortífero han ido saliendo a la luz, con algunas informaciones sorprendentes. Según estas informaciones, la orden del ataque se dio antes y no después del discurso, y el escenario no habría sido un despacho de la ONU, sino el mismo hotel de Netanyahu en Nueva York. De hecho, la propia estética del contenido de la imagen denota que parece más una habitación de hotel que un despacho de una sede institucional. Sin embargo, más allá de dónde y cuándo se hizo la fotografía, lo que también es relevante es que Netanyahu viajara a Nueva York en plena escalada del conflicto con Hizbulá, pero todo ha podido formar parte de una maniobra de distracción. Según publicó el diario The Telegraph, citando fuentes israelíes, el primer ministro fue a Nueva York como parte de un “plan de engaño” para hacer creer a Hasan Nasrallah que estaba fuera de peligro y continuar con los planes de ataque que se habían decidido antes de salir de Israel. Incluso, durante el vuelo a los Estados Unidos se celebraron varias consultas de seguridad y actualizaciones sobre la situación en el Líbano. Pero una vez Netanyahu dio luz verde al bombardeo y dio su discurso en la Asamblea de la ONU, el primer ministro avanzó su retorno al país, y los bombardeos continúan.

Israel rastreó Nasrallah durante meses

El canal 12 de Israel, también conocido como en Keshet 12 y The Times of Israel, han dado más detalles sobre cómo y cuándo se decidió el ataque que Netanyahu aprobó antes del discurso de la ONU, después de días de discusiones. Israel conocía la ubicación del líder de Hizbulá desde hacía meses, aunque la decisión de lanzar el ataque se hizo en los últimos días, y sin informar a los Estados Unidos, con el temor a que se cerrara la ventana de oportunidad antes de que Nasrallah se moviera a un lugar diferente, según informaron tres funcionarios de defensa israelíes a The New York Times. Según el rotativo norteamericano, se lanzaron más de 80 bombas en pocos minutos sobre el lugar donde se encontraba el líder de Hizbulá para matarlo, que impactaron en seis edificios en el sur de Beirut. Según los funcionarios, agentes de Hizbulá encontraron e identificaron el cuerpo de Nasrallah el sábado a primera hora, junto con el de un mando militar, Ali Karaki. Los mismos funcionarios, según The Times of Israel, afirman que el principal objetivo del ataque murió por el lanzamiento de decenas de bombas especiales para destruir búnkeres subterráneos, lanzadas por cazas F-15I de la Fuerza Aérea israelí (IAF) sobre el cuartel general de Hizbulá, situado en el suburbio del sur de Beirut conocido como Dahiyeh.

Comité de guerra Israel
El ministro de defensa, Yoav Gallant, el jefe de las FDI, Herzi Halevi y Tomer Bar, jefe de las IAF.

Malestar de los Estados Unidos

Según el Canal 12 de Israel, Netanyahu ordenó el ataque poco antes de dirigirse a la Asamblea de la ONU en Nueva York. La decisión había sido aprobada por el gabinete de guerra el jueves por la noche, y contó con el apoyo del ministro de Defensa, Yoav Gallant. Un funcionario norteamericano afirmó el viernes a The Times of Israel que Washington solo recibió una notificación del ataque después de que sus aviones despegaran y la operación estuviera en marcha. El hecho de que la operación se planificara a inicios de semana, mientras los líderes políticos israelíes mantenían conversaciones con sus homólogos norteamericanos para un posible alto el fuego, no ha sentado muy bien a los Estados Unidos, que se sintieron engañados.

Algunos ministros dudan

También informa el rotativo israelí de que hubo discusiones previas al ataque en el gabinete. El miércoles, en una reunión con el jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzi Halevi; el jefe del Mosad, David Barnea; el jefe del Shin Bet, Roner Bar y el ministro de defensa, Yoav Gallant, se dio luz verde al plan de ataque de manera unánime. Sin embargo, según las mismas informaciones, más tarde algunos ministros del gabinete se mostraron en contra de la medida, citando entre algunos de los que lo estaban al ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y al ministro de Cooperación Regional, David Amsalem, a los que les preocupaba que el ataque perjudicara las actividades en curso de las FDI en Gaza. Finalmente, Halevi dijo lo que Gallant necesitaba escuchar: “Tenemos lo que necesitamos. Podemos continuar con la operación. Sabemos que Nasrallah está en el búnker”. Gallant y Halevi llamaron a Netanyahu, que tenía que hablar poco después en la ONU. I Netanyahu dio luz verde.