Irán ha ejecutado este viernes a tres presos más, condenados a muerte por asesinar a tres miembros de las fuerzas de seguridad iraníes en noviembre, durante una de las muchas protestas que surgieron durante el 2022 por la muerte en circunstancias sin aclarar de la joven Mahsa Amini en una comisaría de policía de Teherán, en la cual estaba detenida por no llevar el velo bien puesto. Ya son siete los manifestantes iraníes que han sido condenados a la horca a raíz de los hechos ocurridos durante las protestas.

Los manifestantes, Saleh Mirhashmi, Majid Kazemi y Saeed Yaqoubi, han sido ejecutados esta mañana en la ciudad de Isfahan, en el centro de Irán, por la muerte de un policía y dos miembros de la milicia islámica basiji, según ha informado la agencia de información Mizan y ha recogido EFE. Los presos han sido condenados con el cargo "de enemistad con Dios", en un juicio que ha durado cuatro días y sobre el cual Aministia Internacional ha denunciado que se utilizaron confesiones forzadas con torturas. La condena a muerte la confirmó el Tribunal Supremo iraní el 10 de mayo y este miércoles se permitió a los familiares de los presos despedirse de ellos.

Protestas por Mahsa Amini / Foto: EFE

Torturas para hacerlos confesar

Uno de los presos, Majid Kazemi, afirmó en una conversación telefónica con su pareja que había sido forzado a confesar los crímenes de los que se le acusa a través de torturas, que simularon su ejecución en varias ocasiones y amenazas de matar a su hermano.

Durante los últimos días, activistas y organizaciones de Derechos Humanos han instado a parar las ejecuciones, y también ha habido algunas pequeñas protestas nocturnas ante la prisión de Isfahan donde estaban los presos. Incluso el gobierno de los Estados Unidos había pedido a las autoridades iraníes que no llevaran a cabo las ejecuciones: "nos unimos al pueblo de Irán y la comunidad internacional para pedir que no se lleven a cabo las ejecuciones, con juicios falsos, que serían un agravio a los Derechos Humanos," expresó al portavoz del Departamento de Estado de los EE. UU., Vedant Patel.

Protestas por la muerte de Mahsa Amini

Irán vivió las protestas más multitudinarias de su historia reciente entre en septiembre y noviembre de 2022, después de la muerte extrañas circunstancias de Mahsa Amini, una joven de 22 años que estaba bajo custodia policial en una comisaría de Teherán, detenida por no llevar bien el velo. Muchas mujeres, además, salieron a las calles para denunciar que el gobierno iraní imponga esta prenda de ropa. La teocracia autoritaria reprimió duramente las manifestaciones, que acabaron con 500 muertos y miles de detenidos.

Ya han sido ejecutados un total de 7 presos detenidos a raíz de las manifestaciones. Irán es, de hecho, el primer país del mundo en la aplicación de la pena de muerte, con 576 ejecuciones durante el 2022, y, de momento, 200 en el 2023, la mayoría por delitos relacionados con tráfico y posesión de drogas.