El jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hossein Salami, ha dicho que el país tiene que vivir con las nuevas "realidades" de Siria después de la caída del presidente apoyado por Teherán, Bashar al-Asad, han informado los medios estatales el jueves. Con respecto a Siria, Irán "realmente estaba intentando día y noche ayudar en todo lo que podía; tenemos que vivir con las realidades de Siria; las miramos y actuamos en función de ellas", ha expuesto Salami, citado por la agencia oficial de noticias IRNA. "Las estrategias tienen que cambiar según las circunstancias; no podemos resolver numerosos problemas globales y regionales con el estancamiento y utilizando las mismas tácticas", ha destacado.
Irán ha sido un fuerte aliado de la familia Asad, el gobierno del cual de décadas en Siria acabó el fin de semana cuando una remolino de ofensiva rebelde tomó la capital, Damasco. Asad había ejercido durante mucho tiempo un papel estratégico en el "eje de resistencia" antiisraelí de Irán, en particular al facilitar el suministro de armas al aliado de Teherán, Hizbulá, al vecino Líbano. El eje de la resistencia incluye Hizbulá y Hamás en Gaza, los rebeldes hutís en el Yemen y algunos grupos de milicianos chiíes más pequeños al Iraq.
También el jueves, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica condenó enérgicamente "el abuso de la actual inestabilidad en Siria por parte de los Estados Unidos y el régimen sionista", que es el término que Irán utiliza para referirse a Israel. "El Frente de Resistencia no permanecerá pasivo ante cualquier plan o esquema que busque perturbar la resistencia y debilitar el poder y la autoridad de los países de la región", habrían dicho los Guardias Revolucionarios en un comunicado.
Turquía tiene fuerzas en el norte de Siria, mientras que en el sur el ejército israelí ha enviado tropas a una zona de amortiguación patrullada por la ONU en la frontera compartida de los países, en el este de los Altos del Golán anexados por Israel. Los Estados Unidos también tienen tropas estacionadas en Siria, donde han trabajado con combatientes liderados por los kurdos que luchan contra el grupo Estado Islámico. Los vínculos entre Teherán y Damasco consiguieron su punto máximo durante la guerra civil siria que empezó en el 2011, cuando la Guardia Revolucionaria envió lo que llamó "asesores militares" para ayudar a Assad.
Suníes y chiíes: ¿quién es quién?
Muchos conflictos y guerras de la región del Oriente Medio tienen su origen precisamente en la división entre suníes y chiíes. El enfrentamiento entre estas dos ramas del islam ha provocado guerras civiles en países como Siria, el Iraq, el Yemen y el Líbano. En eso se añade la escalada de tensión entre las dos grandes potencias que lideran los dos bloques del islam: Arabia Saudí, cuya monarquía es suní, y el Irán, gobernado por líderes chiíes.
Por definición, el grupo Hay'at Tahrir al-Sham es una organización yihadista y salafista que participa en la guerra civil siria. A su tiempo, el salafismo es un movimiento suní e islamista, catalogado como extremista, de carácter reformista y ultraconservador que surgió en la península Arábiga durante la primera mitad del siglo XIX, y que ha ido evolucionando a lo largo de los años.
La caída de Asad en dos semanas
La guerra civil en Siria empezó el año 2011, si bien es cierto que en prácticamente dos semanas se han precipitado los acontecimientos para la caída del régimen. En parte, todo ha pasado porque los apoyos extranjeros de Asad se han visto reducidos. Siria dependía, en gran manera, de Hizbulá, que se ha visto también visiblemente debilitada después de lo que ha sufrido la milicia en el sur del Líbano, con Israel. Además, Asad habría perdido a muchos asesores iraníes, entretenidos también con el conflicto entre este país e Israel. Por otra parte, el gran aliado de Siria, Rusia, también ha tenido su particular guerra con Ucrania, que empezó en el 2022. De esta manera, muchos de los efectivos desplazados a Siria han tenido que volver a sus bases.