El ISIS ha reivindicado el ataque terrorista a Moscú, que ha dejado al menos a 40 muertos —según los datos oficiales hasta las 22.30 horas—. Así lo ha comunicado el mismo Estado Islámico horas después de la masacre, en su canal de Telegram. "Los combatientes del Estado Islámico han atacado una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y han matado y herido a centenares de personas y han causado una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura", ha informado el órgano de propaganda de la organización, Amaq. El escueto comunicado no ha ofrecido más detalles sobre el tiroteo, solo sabemos que se ha producido después que el mismo grupo reivindicara un atentado suicida este jueves en el sur de Afganistan, que mató a 23 personas. La Guardia Nacional Rusa (Rosgvardia) busca a los terroristas.
Este viernes por la tarde, un tiroteo con explosiones en un concierto de rock en Moscú ha causado decenas de muertos. Un mínimo de tres personas con ropa de camuflaje han disparado con armas automáticas en el centro comercial Crocus City Hall, donde iba a tener lugar un concierto del grupo Piknik, que actuó en Crimea y tuvo prohibido tocar en Ucrania. Justo después de los tiros, ha tenido lugar una explosión y se ha declarado un incendio que ha consumido al menos un tercio del edificio. Se calcula que podía haber unas 6.200 personas, ya que se habían agotado las entradas.
La advertencia de EE.UU.
EE.UU. ya había advertido de un ataque terrorista "inminente" en Moscú, como el tiroteo de este viernes. Fue una semana antes de las elecciones presidenciales rusas (del 15 al 17 de marzo), cuando la embajada de Estados Unidos advirtió que grupos extremistas tenían "planes inminentes" de atacar grandes aglomeraciones de personas en territorio ruso durante los próximos días. El aviso fue tomado seriamente por la representación del Reino Unido, que aseguró que seguía de cerca las informaciones. Más tarde, otras embajadas como las de Alemania, Países Bajos y Letonia, pidieron a sus ciudadanos extremar las medidas de seguridad ante el riesgo de ataques en Rusia.
Sin embargo, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha considerado los avisos "un intento de intimidar y desestabilizar a la sociedad". "Permítanme que les recuerde las recientes declaraciones, francamente provocadoras, de varias estructuras oficiales occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas a Rusia. Todo esto parece un abierto chantaje absoluto y un intento de intimidar y desestabilizar a nuestra sociedad", ha dicho Putin esta semana en una reunión con la plana mayor del Servicio Federal de Seguridad (FSB). Ahora, el Kremlin ha asegurado que ha sido informado del ataque terrorista justo en el momento del inicio de los tiros. "En los primeros minutos de lo ocurrido en el Crocus City Hall, el presidente ha sido informado sobre el inicio del tiroteo", ha dicho el portavoz presidencial, Dmitri Peskov. Peskov ha añadido: "El presidente recibe constantemente información mediante todos los servicios pertinentes sobre lo que ocurre y sobre las medidas adoptadas". "El presidente ha impartido todas las instrucciones necesarias", ha concluido.
Ucrania acusa al Kremlin
Ucrania ha acusado al Kremlin de la masacre terrorista a Moscú. En un comunicado, la inteligencia militar ucraniana (GUR) ha atribuido la masacre a una "operación planeada por los servicios especiales del Kremlin" con el objetivo de "desacreditar Ucrania y todo el mundo libre". "Por descontado, estamos hablando de una operación especial de los servicios secretos del Kremlin contra sus propios ciudadanos", ha dicho. El GUR ha asegurado que el atentado es otro "pretexto" para intensificar la agresión militar rusa contra Ucrania y justificar una nueva movilización militar dentro de Rusia. En esta línea, el hecho de que un grupo de personas con fusiles de asalto pudiera moverse "libremente" por Moscú probaría, "junto con otras pruebas irrefutables", que la masacre fue organizada por el espionaje ruso.
Es el peor atentado en Moscú desde 2010, cuando dos terroristas suicidas de la guerrilla chechena activaron sus cinturones bomba y mataron a 40 personas en dos estaciones del metro de Moscú. En 2011, otro atentado bomba dejó 37 muertos y 172 heridos en el aeropuerto internacional Domodédovo de la capital rusa. En 2017, un atentado suicida en el metro de San Petersburgo dejó a 16 muertos y más de 64 heridos.