Este viernes los rebeldes hutís del Yemen han reivindicado el lanzamiento de un misil balístico contra Israel. En concreto, este misil se dirigía hacia la ciudad de Tel-Aviv. El Ejército israelí lo ha podido interceptar de madrugada, tal como ha informado horas después. Eso ha evitado que el misil alcanzara su objetivo, potencialmente devastador. ¿Qué puede provocar un misil balístico? Todo depende del tipo. Hay de alcance corto y medio: por ejemplo, un misil de modelo Sejjil, desarrollado con tecnología iraní, es capaz de transportar una carga explosiva de 700 kilogramos y llegar a un blanco hasta 2.500 kilómetros. Entre el Yemen e Israel hay una distancia de 2.211 kilómetros. Un misil balístico intercontinental puede llevar una carga de 3.600 kilogramos de alto poder explosivo y provocaría un daño explosivo en un radio de hasta 1,47 kilómetros. En un centro urbano se podría causar más de 180.000 víctimas, según datos de la organización Missile Defense Advocacy Alliance.
El último misil es, al menos, el segundo del mismo tipo que se ha lanzado contra Israel los últimos días. El martes pasado Hizbulá lanzó otro, hecho que obligó a activar las alarmas en Tel-Aviv y en áreas próximas. De acuerdo con el Ejército israelí, era la primera ocasión que la milicia chií libanesa apuntaba a Tel-Aviv, hecho que provocó intensos bombardeos israelíes como represalia, informa la agencia a Efe.
"Las Fuerzas Armadas yemeníes (hutís) han llevado a cabo una operación militar en qué han atacado un objetivo militar vinculado al enemigo israelí en el área ocupada de Yafa (Tel-Aviv), con un misil balístico Palestina 2, así como un objetivo vital en el área ocupada de Ascalón utilizando un dron", han informado los rebeldes en un comunicado este viernes. "Las dos operaciones han completado con éxito sus objetivos", han agregado.
Los hutís, uno de los aliados más grandes de Hizbulá
Los rebeldes hutís del Yemen, con el apoyo de Irán, son uno de los aliados más grandes de Hizbulá en la región, así como del grupo Hamás en la Franja de Gaza y han criticado duramente tanto el asalto israelí contra el enclave palestino como los bombardeos masivos lanzados contra el Líbano por el Ejército de Israel.
Los enfrentamientos entre el Estado judío e Hizbulá entraron en una nueva etapa de intensidad desde la semana pasada, cuando explotaron simultáneamente miles de aparatos de comunicación en manos de integrantes de la formación libanesa y varios altos mandos fueron asesinados cerca de Beirut.
Desde entonces han muerto más 700 personas en el Líbano, miles han resultado heridas y más de 77.000 han sido desplazadas de su casa, unas cifras en una semana sin precedentes desde la guerra civil libanesa (1975-1990), cosa que ha provocado un fuerte llamamiento de la comunidad internacional para conseguir un alto el fuego, de momento despreciado por Israel.