El Tribunal Supremo israelí ha dictaminado este martes por unanimidad el fin de la exención militar para jóvenes judíos ultraortodoxos, una medida muy polémica que históricamente ha dividido a la sociedad israelí, especialmente desde la guerra en la Franja de Gaza.
La Corte ha decidido que "no hay base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento" y que si no sirven al ejército, tampoco no tienen que recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.
¿Qué implicaciones hay?
No queda claro si esta resolución implica el envío inmediato de órdenes de reclutamiento para los aproximadamente 67.000 hombres elegibles -el equivalente a cinco divisiones militares- para el servicio militar obligatorio en estos momentos, o será un proceso gradual.
Los dos partidos ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido por la Torá (JUT)- se oponen frontalmente al reclutamiento de los jóvenes estudiosos de la Torá y han amenazado con abandonar la actual coalición de gobierno de Benjamin Netanyahu si la medida entra en vigor, poniendo en peligro su supervivencia porque aportan 18 escaños vitales.
"No ha habido nunca una decisión del Tribunal Supremo a favor de los estudiantes y en interés del público ultraortodoxo. No hay un solo juez allí que entienda el valor del estudio de la Torá y su contribución al pueblo de Israel", ha afirmado este martes uno de los líderes de JUTO, el rabino y diputado Moshe Gafni.
La exención militar para los judíos ultraortodoxos no es una ley, sino una disposición ejecutiva que se prolonga periódicamente y que existe desde el nacimiento del Estado de Israel, aunque hay varias sentencias judiciales que indican que viola el principio de igualdad que rige en la ley básica israelí.
¿Hacen falta más efectivos?
El Supremo israelí empezó a principios de junio a escuchar argumentos en el caso de la exención militar de los judíos ultraortodoxos, que desde la formación del Estado de Israel pueden evitar el servicio militar obligatorio si estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica (yeshivá), un asunto que ha provocado grandes divisiones a la sociedad israelí y dentro del gobierno.
Al principio de abril, expiró una norma temporal que permitía mantener la exención, y numerosos grupos de la sociedad civil han reclamado poner fin a los privilegios de los ultraortodoxos, que representan en torno al 13% de la sociedad israelí. El ejecutivo en este caso ha sido representado por un abogado privado, ya que la fiscal general, Gali Baharav-Miara, se ha declarado en contra de la exención militar, llegando a declarar que el Gobierno actúa "sin autoridad" al tratar de prevenir el reclutamiento.
Después de la movilización masiva de unos 300.000 reservistas para la guerra en Gaza, que ya dura casi nueve meses, en más de para batallones de soldados tanto en la frontera norte con el Líbano como en el territorio ocupado de Cisjordania, muchos israelíes reclaman a Netanyahu, que todos los jóvenes en Israel cumplan su "deber" militar. Su gobierno, sin embargo, depende del apoyo de dos partidos ultraortodoxos; mientras que miembros del conservador Likud (el partido de Netanyahu) y las formaciones de la extrema derecha dentro de la coalición –Sionismo Religioso y Poder Judío– son favorables al fin de la exención.
Existe una necesidad nacional real de extender el tiempo de servicio de los soldados del ejército permanente y de extender el periodo de servicio de los reservistas. Por lo tanto, estamos obligados a llegar a nuevos acuerdos y tomar decisiones que no habíamos tomado en 75 años", ha señalado sobre esta cuestión al ministro de Defensa, Yoav Gallant (Likud).