La oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas ha dicho que está "profundamente preocupada" por el ataque israelí llevado a cabo al hospital Nasser en el sur de Gaza. Las fuerzas israelíes llevan a cabo una "campaña de arresto" a Silat Silat ad-Dhahr y disparán contra vehículos en Qalqilya en otra noche de disturbios en Cisjordania ocupada.
Unas palabras que no preocupan en absoluto en Israel. El primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, ha dicho que "Israel rechaza totalmente los dictados internacionales" y que solo se conseguirá un acuerdo de paz "a través de negociaciones directas" entre Israel y Hamás. Los comentarios de Netanyahu se han producido después de una llamada con Joe Biden, donde el presidente norteamericano ha reiterado su advertencia que Israel no tendría que continuar con su asalto a Rafah sin un plan creíble para garantizar la seguridad de los civiles palestinos.
"Luchar hasta la victoria"
No son las primeras palabras agresivas de un Netanyahu que sabe que se ha quedado solo. A pesar de la presión de gobiernos extranjeros y agencias de ayuda para que no invadan, Israel insiste en que tiene que avanzar hacia Rafah y eliminar a los batallones de Hamás. "Lucharemos hasta la victoria completa y eso incluye una acción poderosa también en Rafah después de que permitimos que la población civil abandone las zonas de batalla", exponía el miércoles en un comunicado.
Sus amenazas de una incursión inminente se producen mientras los mediadores compiten para una tregua a la guerra de cuatro meses, que ha arrasado vastas franjas de Gaza, ha desplazado la mayor parte de la población del territorio y ha llevado|traído a la gente cerca del hambre. Si el ataque israelí a Rafah continúa, el riesgo de que se cometan atrocidades es "grave, real y alto", ha dicho a la asesora especial de la ONU para la prevención del genocidio, Alice Wairimu Nderitu.
Pero Netanyahu lo tiene claro. Ahora dice que la paz solo llegará con "negociaciones directas" entre Israel y Hamás. Aunque, por ahora, no hay ninguna reunión bilateral a la vista. Por ahora, Los líderes occidentales esperan que una ronda de reuniones en una conferencia de seguridad en Múnich ejerza una presión abrumadora sobre Israel para que no continúe con una ofensiva terrestre en Rafah.
Reunión en Múnich con ministros de Exteriores
Casi todas las figuras clave, excepto el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, estarán presentes en Múnich este viernes, incluidos los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Egipto, Qatar y Jordania. También asistirán el presidente israelí, Isaac Herzog, y el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, junto con tres rehenes liberados, Raz Ben Ami, Adi Shoham y Aviva Siegel. Antony Blinken, el secretario de Estado de los Estados Unidos, también llegará en avión.
La presión sobre Israel para evitar una ofensiva terrestre proviene de casi todos los sectores, incluidos aliados como los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Sobre Israel plana la sombra de un retorno a la Corte Internacional de Justicia y de una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU patrocinada por Argelia.