Israel subestimó Hamás durante años. Esta es la principal conclusión de la investigación del ejército israelí sobre el ataque de Hamás del 7 de octubre del 2023, que dejó a más de 1.200 muertos y 251 secuestrados. El informe final, que han avanzado los medios locales, analiza todo lo que falló para que se llegara a producir esta masacre y concluye que hubo graves errores en la percepción de las autoridades militares del grupo terrorista durante años, y también en la reacción inmediata al ataque. La investigación se centra en cuatro grandes ejes: la percepción del ejército sobre las capacidades militares de Hamás, los informes de inteligencia sobre Hamás entre 2014 y el 7 de octubre, la toma de decisiones en la noche previa a los ataques y el funcionamiento de la cadena militar de mando y las órdenes dadas en las batallas a partir del día del ataque.
Israel creía que Hamás no buscaba un conflicto a gran escala
Las indagaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) destacan como principal error que antes del 7 de octubre, se creía que Hamás no suponía un riesgo real para Israel porque su líder, Yahya Sinwar, no estaba interesado en un enfrentamiento a gran escala y porque se creía que los túneles estaban deteriorados. A esta infravaloración de las actividades del grupo terrorista se suma una gran confianza en las propias capacidades de defensa, especialmente en el muro que marca la frontera con Gaza. En paralelo, la investigación apunta que se dio prioridad a las amenazas que suponían Irán e Hizbulá en el Líbano, y se dejó en segundo término a Hamás, a quien se consideró una amenaza menor que se podría controlar a través de la negociación, a pesar de la intención declarada del grupo de destruir Israel. Los investigadores añaden también que las diferentes crisis entre las partes, especialmente la que se produjo en mayo del 2021, contribuyeron a aumentar la falsa sensación de control de Israel de que podría derrotar fácilmente Hamás.
Inteligencia desestimó múltiples señales de alerta
Con respecto a los informes de inteligencia, la investigación revela que recibieron información a lo largo de los años sobre el hecho de que Hamás preparaba un ataque a gran escala, pero se desestimaron al considerar que principalmente eran propaganda. También se había instalado la creencia de que si Hamás lanzaba un ataque, habría alguna señal de alerta previa, y que en ningún caso se produciría por sorpresa. Sin embargo, una unidad del departamento de inteligencia sí que detectó entrenamientos de las fuerzas palestinas en los meses previos al ataque, y alertaron a varios oficiales de que el plan para el ataque podría ser una realidad, pero esta información no llegó a altos oficiales. En este sentido, ahora han determinado que Hamás decidió lanzar el ataque en abril del 2022; que en septiembre de aquel año, un 85% del plan estaba completado, y que la fecha concreta se decidió en mayo del 2023, según recoge el diario The Times of Israel.
767 soldados contra 5.000 miembros de Hamás
La noche previa al ataque, el ejército detectó hasta cinco señales de actividad inusual de Hamás, pero no consideraron que eso implicara la llegada de un ataque inminente, en gran parte, a causa de la creencia establecida que este no era su objetivo. Una de estas señales de alerta fue la activación de múltiples tarjetas SIM de forma simultánea, mientras que el resto no se han revelado. Una vez los 5.000 terroristas de Hamás iniciaron la incursión en el sur de Israel, el ejército no supo organizar una respuesta adecuada, hecho que condujo en un escenario de caos. Tan solo había 767 soldados protegiendo la frontera, que seguían los protocolos rutinarios y no estaban preparados para al inicio de una guerra. La investigación reconoce que las fuerzas de la División de Gaza, la unidad responsable de la Franja de Gaza y de la seguridad en el sur de Israel, fueron derrotadas con rapidez, sin que el mando central se enterara. Pasaron horas hasta que las autoridades militares llegaron a entender la magnitud del ataque, y entonces la situación ya estaba fuera de control y no se supo priorizar qué áreas requerían más presencia militar.