La izquierda y la extrema derecha han subrayado este jueves su irritación con el presidente francés, Emmanuel Macron, que casi dos meses después de las elecciones legislativas que convocó de manera anticipada todavía no ha nombrado un primer ministro que pueda tener continuación en una nueva Asamblea Nacional muy dividida. El vicepresidente de Agrupación Nacional (RN), Sébastien Chenu, se quejó al canal BFMTV de que el presidente francés cada día esté filtrando algún nuevo nombre de un posible primer ministro que "encarna el mundo pasado" y que pretenda someterlo a su aprobación.

"No hay ninguna coherencia, ninguna línea política," afirmó Chenu, que insistió en que el partido de Marine Le Pen es "la primera bastante política" de la Asamblea Nacional salida de los comicios del 30 de junio y el 7 de julio y que "no se puede actuar sin nosotros". El dirigente del partido de la extrema derecha no quiso dar el nombre de un primer ministro que sería aceptable para ellos con el argumento que "nosotros no somos el director de recursos humanos de Emmanuel Macron". Pero al mismo tiempo recordó las tres "líneas rojas" para que sus diputados no censuren con carácter inmediato a un jefe del Gobierno que no den apoyo.

Estas condiciones son que el primer ministro "respete el RN como primera fuerza política" aunque esté a la oposición; que se comprometa a una reforma electoral para cambiar el actual sistema mayoritario que los ha perjudicado tanto por otro proporcional; y que aborde los tres temas que su partido considera fundamentales, el control de la inmigración, la inseguridad y el poder adquisitivo.

La izquierda se siente un juguete de Macron

En una línea similar, Laurent Giacobelli, portavoz de su partido, ha dicho que están "hartones de ser el juguete de Emmanuel Macron" que "nos lanza nombres, nos les hace comentar y después, una vez se ha divertido, los retira y lanza otros". El Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición que reúne las formaciones de izquierdas, ha publicado este jueves un comunicado para denunciar que "Emmanuel Macron hunde el país en el callejón sin salida que él mismo ha construido".

También ha señalado que "rechazar a priori cualquier primer ministro que no le conviene con el pretexto de evitar una censura a posteriori para la Asamblea Nacional es un fracaso". Para la coalición de izquierdas, el presidente francés "solo tiene dos opciones", bien "poner un gobierno del NFP, que llegó al frente a las urnas" o "un Gobierno del campo presidencial que no se podría mantener más que gracias a un acuerdo tácito con la extrema derecha".

La jefa de los Ecologistas, Marine Tondelier, que es una de las firmantes del comunicado, ha dicho en una entrevista en la emisora France Info que está "profundamente desesperada por el espectáculo que se ofrece a los franceses" con un Ejecutivo que está en funciones desde hace 51 días, y todo porque "Macron no quiere entregar el poder". "Emmanuel Macron –añadió Tondelier– es como un niño que no quiere bajar del los caballitos", y se mostró convencida de que "al final no tendrá más opción que nombrar a Lucie Castets, que es la candidata a primera ministra del NFP.

Consultas para encontrar a un jefe de gobierno

El presidente francés lleva desde el 23 de agosto con consultas para intentar encontrar a un jefe de gobierno que cumpla dos condiciones, que no sea depuesto rápidamente por una moción de censura y que no desmonte las políticas que él ha hecho desde su llegada al Elíseo en el 2017. Pero hasta ahora no ha encontrado la persona adecuada con una cámara baja que presenta un nivel de fragmentación inédita con tres grandes bloques aparentemente irreconciliables.

El primero es el NFP con 193 diputados obtenidos con el 28% de los votos, muy lejos de los 289 de la mayoría absoluta. El segundo es el campo macronista, que sufrió un fuertísimo revés electoral en las legislativas, aunque consiguió salvar los muebles con la estrategia del 'cordón sanitario' delante de la extrema derecha y se quedó con 166 escaños. Finalmente, el RN y sus aliados se tienen que conformar con 142 diputados, a pesar de haber sido con mucha diferencia los más votados, con un 37% de sufragios en la segunda vuelta.