El 15 de agosto de 1945, el entonces emperador Hirohito se dirigió a la nación japonesa en un mensaje de radio grabado en el que les anunció la rendición ante las fuerzas aliadas encabezadas por Estados Unidos. Aunque la firma efectiva tuvo lugar tres semanas después, a bordo del acorazado norteamericano Missouri ante la presencia Comandante Supremo aliado, Douglas MacArthur, el día de hoy es el elegido por Japón para conmemorar el fin del conflicto bélico.
En su discurso a la nación el emperador Naruhito ha mantenido la línea pacifista y conciliadora de su predecesor en el trono, Akihito. Naruhito, quien asumió el Trono de Crisantemo el pasado mayo, expresó su "profundo arrepentimiento" por los actos bélicos de Japón, en su primera alocución como emperador pronunciado en este acto anual para honrar a los caídos de guerra, celebrado en el estadio Nippon Budokan de Tokio ante unas 6.000 personas.
"Echando la vista atrás al largo período de la paz de posguerra, reflexionando sobre nuestro pasado y teniendo en mente sentimientos de profundo arrepentimiento, espero sinceramente que los estragos de la guerra no vuelvan a repetirse", dijo Naruhito en su discurso para conmemorar el 74 aniversario del fin de la II Guerra Mundial.
Las palabras del emperador tienen especial relevancia al mantener la línea trazada por su padre, el emperador emérito Akihito, quien usó términos similares al intervenir en años anteriores en el mismo acto, dentro de sus esfuerzos por promover la reconciliación con los países que sufrieron las agresiones del Japón imperial.
Críticas de Corea del Sur y China
En cambio, el primer ministro, Shinzo Abe, evitó un año más -y como viene haciendo desde que asumió el cargo en 2012- mencionar en su alocución las invasiones de países vecinos desde principios del siglo XX, una actitud criticada por China y Corea del Sur, los que más sufrieron el colonialismo japonés de entonces.
"Nunca olvidaremos que la paz y la prosperidad que disfrutamos fueron construidas sobre el sacrificio de los muertos de guerra. (...) La guerra no debe repetirse", manifestó Abe, quien también aseguró que Japón "recuerda profundamente las lecciones de la historia".
El líder conservador, además, envió horas antes de su participación en el acto una ofrenda al polémico santuario tokiota de Yasukuni, vinculado al pasado colonialista de Japón.
En dicho santuario se honra a los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945, entre ellos 14 políticos y oficiales del ejército imperial condenados como criminales de guerra de clase A por los actos cometidos durante la contienda mundial.
Pekín y Seúl han venido mostrando sus quejas por los homenajes oficiales en Yasukuni, y además reclaman con insistencia que Abe exprese un mensaje de disculpa y arrepentimiento por esos hechos históricos en actos como el celebrado hoy.
Y es que las muestras de arrepentimiento en la conmemoración del fin de la II Guerra Mundial fueron una constante en el evento desde 1994, cuando el primer ministro Tomiichi Murayama expresó los remordimientos de Japón por su conducta en Asia, algo que no ha hecho Abe en sus casi siete años en el poder.
Escalada con Corea del Sur
Mientras Japón celebraba este miércoles el fin de la guerra y homenajeaba a sus caídos en combate, Corea del Sur conmemoraba la misma fecha como el Día de la Liberación de la ocupación japonesa, todo ello en plena escalada de las tensiones diplomáticas y comerciales que atraviesan las relaciones bilaterales.
En una alocución televisada con motivo de los actos de este jueves, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, quiso tender la mano a Japón para acabar con estas rencillas, al afirmar "más vale tarde que nunca" e invitar a Japón a que escoja "la senda del diálogo y la cooperación".
El mensaje de Moon ha sido una de las llamadas al diálogo más claras hacia Tokio desde que éste endureciera sus condiciones para el comercio con Seúl, en una aparente represalia por las decisiones de la Justicia surcoreana que obligan a empresas niponas a compensar a trabajadores surcoreanos esclavizados durante la colonización.
Las posturas, no obstante, parecen enquistadas entre ambos Gobiernos, y a ello se suma el boicot creciente de los surcoreanos contra productos nipones o las frecuentes manifestaciones antijaponesas como las convocadas este mismo jueves en Seúl.
Unas 2.000 personas participaron en una concentración en la céntrica plaza del ayuntamiento convocada por plataformas civiles para reclamar a Tokio una disculpa oficial por los trabajos forzados durante la colonización, y otras 5.000 asistieron a una marcha similar organizada por sindicados en la plaza de Gwanghwamun, informó la agencia local Yonhap.