El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha enviado una ofrenda a un santuario de Tokio que es visto por países como China y Corea del Sur como vestigio del pasado militarista del imperio japonés.
Abe envió la figura de un pequeño árbol, una ofrenda conocida en Japón como "masakaki", al santuario de Yasukuni, que recuerda la memoria de los japoneses caídos en conflictos bélicos, entre los cuales criminales condenados tras la Segunda Guerra Mundial, según informaron medios locales.
El primer ministro japonés llegó a presentar personalmente esta ofrenda en Yasukuni hasta 2013, en medio de críticas dentro y fuera del país, pero posteriormente se ha limitado todos los años a cumplir con el "masakaki" dos veces al año, en primavera y otoño.
China y Corea del Sur, países que sufrieron agresiones bélicas de Japón, han venido expresando sus quejas por los homenajes oficiales en Yasukuni a causa de viejas heridas vinculadas con el pasado colonial de Japón.
En este santuario se honra a todos los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945, entre ellos 14 políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de guerra de clase A por un tribunal penal militar internacional tras la Segunda Guerra Mundial.