Aunque la constitución de Rusia prohíba explícitamente la censura, eso no quiere decir que no exista bajo el régimen de Vladímir Putin. Así lo ha detallado el periodista del diario Nóvaia Gazeta Andrei Kalitin en una entrevista al programa Catalunya Nit. El diario, que ha sido perseguido por el Kremlin hasta el punto que lo han hecho cerrar en el país, ha reconstruido la lista de libros prohibidos por el gobierno ruso. Este tipo de censura no es difícil, pero si se siente en las calles, donde hay libros que no se pueden encontrar en las bibliotecas. Entre decenas de autores se incluyen dos catalanes: Jaume Cabré y Blanca Busquets.

“Ahora, tenemos un sistema en que en las grandes ciudades hay muchos libros que no se pueden encontrar en las bibliotecas. Hay una lista secreta, mágica, de libros que se recomienda no prestar. No están prohibidos, los tienen en algún lugar de la biblioteca, pero no se pueden dejar leer”, ha explicado Kalitin, que detalla que con sus compañeros de Nóvaya Gazeta han elaborado una lista de los libros que no se pueden encontrar en las bibliotecas de varias ciudades. La lista ha sido bautizada como lista Fahrenheit, nombre que se asocia rápidamente con la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, donde un régimen totalitario quema los libros para mantener el control sobre la población.

“Pidieron determinados libros y con algunos títulos les decían: ‘los tenemos, pero no lo podemos dejar, porque tenemos el orden, una lista de los libros que no podemos servir’”, ha detallado el periodista ruso. Kalitin ha alertado de que ningún organismo oficialmente está censurando, pero eso no impide que haya censura: “No queda claro quién prohíbe estos libros. No hay ninguna organización que lo haga oficialmente. El Departamento de Cultura no prohíbe literatura, pero los trabajadores confirman que la lista de prohibido viene del Servicio Federal de Seguridad”.

¿Qué tienen estas obras para ser censuradas?

Muchos autores están desapareciendo de las repisas rusas en silencio. Este tipo de censura extraoficial hace que incluso los motivos se desconozcan. Así pues, se hace difícil responder a la pregunta de qué tienen las obras de Jo confesso, de Jaume Cabré, o El Jersei, de Blanca Busquets. “Solo podemos suponer que en estos libros hay algunos pasajes, por ejemplo, experiencias homosexuales que no se aceptan en la literatura, pero no lo podemos saber, porque oficialmente no hay censura y no están prohibidas”, ha apuntado Kalitin.

Estos autores catalanes no están solos en esta oscura lista, según detalla el periodista ruso: “Hay desde de Stephen Fry, del Reino Unido, a William Burroughs, de los Estados Unidos, o Haruki Murakami, del Japón, muy popular en Rusia”. También se censuran autores rusos, los cuales acaban sufriendo una mayor persecución, ya que a menudo se les acaba etiquetando de extremistas y terroristas.