El primer ministro británico, Boris Johnson, está viendo cómo su liderazgo es cada vez más cuestionado por la oposición. Después de los tortuosos tiempos del Brexit, de los cuales salió reforzado con una mayoría absoluta en Westminster, el líder del Reino Unido ve ahora como unas acusaciones de corrupción están haciendo tambalearse a todo su gobierno.
Todo empezó con la difusión de unos mensajes de texto privados en que Johnson prometía al empresario James Dyson "arreglar" un asunto fiscal. Los medios británicos han apuntado que el exasesor del primer ministro Dominc Cummings (despedido el pasado mes de noviembre) estaría detrás de la filtración, aunque él lo ha negado.
En cualquier caso, el 'favor' que Johnson habría hecho a este empresario es que los trabajadores de su empresa no tendrían que pagar impuestos adicionales si la compañía se trasladaba de Singapur al Reino Unido para fabricar respiraderos durante el inicio de la pandemia de la Covid-19, ahora hace un año.
"Si piensan que hay una alguna cosa remotamente maliciosa, dudosa, extraña o sórdida al intentar conseguir más respiraderos en un momento de pandemia nacional, y hacer todo lo que esté en tu poder para eso, entonces es que están mal de la cabeza", se ha defendido Johnson. "Cuando afrontas una pandemia y tienes 9.000 respiraderos, como teníamos --y no teníamos más--, y hasta donde sabíamos, conectar a las personas a respiraderos era la única manera de ayudarlas cuando tenían complicaciones con la Covid, por descontado que era correcto reclutar a los mejores fabricantes británicos", añadió al respecto.
Otro escándalo que ha rodeado al primer ministro ha sido la reforma de su residencia oficial en Downing Street, la cual se habría llevado a cabo presuntamente con donativos no declarados de simpatizantes del Partido Conservador.
El asedio opositor
Por todo esto, desde la oposición han reclamado, cada vez con más fuerza, investigar a fondo la gestión del gobierno. El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, ha argumentado que el problema no son las operaciones para comprar respiraderos durante la pandemia, sino la facilidad de los empresarios para presionar al primer ministro que han puesto en evidencia los mensajes.
"La diferencia aquí es entre aquellos que pueden acceder al primer ministro enviándole mensajes de texto y aquellos que están fuera de este círculo mágico. Tenemos que llegar al fondo de esta cuestión. Eso es gobernar por WhatsApp, y está mal", ha argumentado justo cuando se ha sabido que los ministros de Sanidad y Economía cedieron a presiones del exprimer ministro David Cameron para favorecer intereses de una firma financiera.
Con respecto a la presunta reforma irregular de Downing Street, el líder del Partido Laborista por comunidades, Steve Reed, exigió que el Ejecutivo hiciera pública "toda la correspondencia relativa a pagos o donativos en relación con la reforma". "Tenemos que saber qué cantidad se gastó y quién pagó en primer lugar por las obras que el primer ministro propone ahora reembolsar", dijo.
Se ha sumado al asedio la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, que ha pedido investigar "los trapicheos" del Gobierno y ha asegurado que "el hedor a corrupción se está haciendo insoportable".
Sturgeon ha lanzado estas acusaciones cuando quedan pocas semanas para que se celebren las elecciones en el Parlamento escocés, donde la líder del Partido Nacionalista Escocés pretende revalidar su mayoría para forzar a Londres a conceder un segundo referéndum de autodeterminación para la nación.