La junta militar, que gobierna Birmania con mano de hierro desde el golpe de Estado de 2021, no afloja ni después del terremoto que ha asolado al país y ya deja 2.719 muertos y miles de heridos. El seísmo de 7,7 grados atraviesa las líneas del frente de la guerra civil que vive el país desde la violenta prisa del poder de los militares. El conflicto enfrenta grupos rebeldes, prodemocráticos y los militares y no se ha detenido por esta catástrofe natural. Según informan varios medios internacionales, la junta militar ha bombardeado zonas afectadas por el terremoto. Además, agencias internacionales exigen al gobierno militar que les facilite el acceso para poder repartir la ayuda humanitaria.
La ONU ha calificado los ataques de “completamente escandalosos e inaceptables”. El relator especial Tom Andrews ha declarado a la BBC que es “increíble” que el ejército siga “lanzando bombas cuando se intenta rescatar personas” después del terremoto. Por otra parte, la enviada especial de las Naciones Unidas para Birmania, Julie Bishop, ha exigido el cese de hostilidades en el conflicto. “La continuación de las operaciones militares en zonas afectadas por la catástrofe comporta el riesgo de que se pierdan más vidas y socava la necesidad común de respuesta”, ha remarcado en un comunicado.
El Gobierno de Unidad Nacional (NUG, en las siglas en inglés), que combate la junta militar y controla partes de Birmania, ha afirmado que los militares golpistas han llevado a término hasta 11 bombardeos en varias zonas del país desde que golpeó el seísmo, provocando al menos 10 muertos.
NEW FOOTAGE 🔴
— Open Source Intel (@Osint613) March 31, 2025
New footage allegedly shows the utter devastation from the Myanmar earthquake, which completely destroyed the city of Mandalay. pic.twitter.com/Ye2S1M2JPd
Dificultados para que llegue la ayuda
Por otra parte, varias agencias y organizaciones internacionales han denunciado que se encuentran con muchas dificultades para poder hacer llegar la ayuda humanitaria. “Algunos de los suministros de ayuda, la mayoría, no se dieron a las personas que lo necesitan. En algunas zonas de Mandalay, la ayuda no llegó. La ayuda fue confiscada por la junta militar”, ha afirmado el doctor Nang Win en declaraciones en The Guardian.
En las zonas donde el ejército no tiene el control total, los mismos militares están bloqueando la llegada de ayuda. “Si un grupo de socorristas viene y dice que queremos entrar, sobre todo en Sagaing, no te dejarán, te dirán que necesitas un permiso y una vez lo consigues es demasiado tarde”, ha lamentado Nang. Según remarca la BBC, en el país hay una preocupación generalizada de que los militares utilicen la ayuda como arma en la guerra civil.
Simultáneamente, la ONU alertó este lunes de que los hospitales están desbordados y que muchas personas están durmiendo a la intemperie por el miedo de nuevas réplicas del terremoto, a la vez que pidió que no haya trabas al envío de ayuda. Muchos países vecinos se han volcado a ayudar en las tareas de rescate enviando material y personal, pero eso no les garantiza el acceso.