Liz Truss, primera ministra del Reino Unido, está teniendo un mandato muy convulso. Si bien lleva poco en el cargo, sus decisiones han levantado polvareda dentro y fuera de su partido. El principal foco de disputa ha sido como la nueva primera ministra se planteaba afrontar a crisis actual. Su plan fiscal que favorecía a los ricos ha sido duramente criticado y ha provocado un terremoto al Ejecutivo de Truss que se ha saldado con la cabeza de su antiguo ministro de Economía, Kwasi Kwarteng. Mientras un gran grupo de los conservadores piden la partida de Truss al poco de llegar al cargo, la mandataria no abre la puerta ni a su dimisión ni a la convocatoria de nuevas elecciones y ya ha denominado un sustituto para Kwarteng, Jeremy Hunt, quien ya ha advertido que tomará decisiones duras.
Hunt ha afirmado que el gobierno tiene que ser "honesto con la gente" y, por eso, tiene que alertar de que tendrá que adoptar medidas duras. A pesar de todo, ha subrayado que su principal preocupación será "como proteger y ayudar a las familias, las empresas y la gente a que estén en dificultades". "Mi foco está en el crecimiento apoyado en la estabilidad. El impulso para hacer crecer la economía es correcto (...) pero fuimos demasiado lejos, demasiado rápido", ha asegurado.
El nuevo ministro ha reconocido "errores" en el plan fiscal de su predecesor, los cuales planea remediar en la nueva versión que quiere presentar el 31 de octubre. "Fue un error rebajar la tasa (del 45% al 40%) en los más ricos cuando pediríamos decisiones difíciles en impuestos y gasto", ha remarcado. Además, ha avanzado: "El gasto no subirá tanto como la gente quiere, y habrá que buscar más ahorros, y tampoco tendremos las bajadas de impuestos que yo esperaba, y por eso habrá algunos que tendrán que subir. Esta es la realidad de la situación a la cual nos enfrentamos".
El malestar de los conservadores sénior
Mientras Truss intenta controlar los daños que ha causado el plan fiscal con el nombramiento de Hunt, los conservadores sénior de su partido estudian el futuro de la primera ministra. Según informa The Guardian, la bella guardia conservadora planea varias reuniones esta próxima semana sobre una "misión de rescate" del partido. Esta misión pasaría por eliminar a Liz Truss.
"Es al cargo, pero no tiene el control", han afirmado algunos de estos conservadores. La nueva era de austeridad que ha anunciado Hunt, lejos de seducirlos, los ha puesto todavía más alerta. Algunos de los más críticos del partido estarían amenazando con hacer pública su posición, hecho supondría una nueva fractura pública del partido.