La nueva ley homófoba de Víktor Orbán ha sido una de los protagonistas de la cumbre de líderes de la Unión Europea (UE) que ha tenido lugar el pasado jueves. Diecisiete socios comunitarios han dirigido al presidente de Hungría una dura crítica por la nueva legislación húngara que prohíbe hablar de la homosexualidad en colegios y medios. La crítica más contundente ha venido de los Países Bajos, cuyo el primer ministro ha asegurado: "Para mí, Hungría ya no tiene cabida en la UE".
Varios líderes europeos han aprovechado la cumbre para mostrar abiertamente su rechazo e intentar aleccionar en Orbán a pesar de que, según fuentes europeas, ha sido "un debate emocional", "profundo" y "franco". El tirón de orejas en Hungría no irá más allá que este esporádico escarnio público.
La amenaza del primer ministro neerlandés de expulsar el país de la UE si no retira la ley no tiene, a priori, un recorrido jurídico, según informa Efe. Si bien hay otras herramientas por las que la Unión puede sancionar a Hungría, por ahora no se han decidido a presentar ninguna sanción y han descartado retirar al país los fondos europeos como represalia.
Orbán no recula
Víktor Orbán ya sabía qué le esperaba en la cumbre y ha hecho caso omiso a los comentarios de sus homólogos europeos. Orbán ha asegurado "que él no está en contra de la homosexualidad y que se trata de que los padres puedan controlar la educación de sus hijos".
El presidente húngaro está acostumbrado a mantener una relación tensa con la Unión Europea. Hace años que sus políticas son motivo de discusión en Bruselas. No es la primera vez que varios miembros de la UE riñen a Orbán, quien a estas alturas ya ha visto que sus actos tienen pocas consecuencias.
La sombra de la LGTBI-fobia se extiende por el Este
Varios países del Este de Europa se han sumado a la deriva LGTB-fóbica en la que se ha sumergido Hungría. Polonia es su aliado más destacado en la lucha contra los derechos de las personas del colectivo LGTBI. El Estado polaco ha sido sancionado económicamente por la UE después de que se declararan espacios "libres de LGTBI" varias zonas del país.
El apoyo mutuo entre los Ejecutivos que llevan a cabo normativas abiertamente LGTBI-fóbicas es el principal escollo a una posible expulsión de Hungría para atentar contra las bases ideológicas de la UE. Como recuerda Efe, un Estado abandona la Unión solo si quiere, como fue el caso del Reino Unido con el Brexit. Pero nadie puede sacarlo. El máximo castigo político es retirar a un país el voto en el Consejo Europeo, pero requiere la unanimidad de los otros 26 socios y Polonia y Hungría se protegen respectivamente.