Biden no tiene motivos para hacer una gran celebración, aunque este miércoles sea el primer aniversario de su victoria electoral, el 3 de noviembre de 2020. Con tan sólo 9 meses de mandato, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, no ha conseguido el aprobado por parte de sus conciudadanos.

Así lo demuestran las encuestas de Real Clear Politics, que indican que sólo un 43% de los norteamericanos aprueba su tarea, mientras que un 51% de los ciudadanos desaprueban su gestión como presidente. Unos porcentajes que lo convierten en el tercer presidente más impopular de la historia moderna a estas alturas de mandato.

La tercera tasa más baja

El más preocupante no son los datos por sí mismas, sino la comparación con los datos que calificaban a los últimos presidentes del país. En este caso, se trata de la tercera tasa más baja registrada por cualquier presidente a estas alturas de mandato (de solo nueve meses).

Ahora mismo, con un 43% de norteamericanos que dan apoyo a su mandato, sería el tercer mandatario menos reconocido. Solo Donald Trump había llegado un apoyo de la ciudadana inferior en el mismo momento o, remontándonos al siglo pasado, el también republicano Gerard Ford que a finales de los setenta basculaba por encima del 38%.

Así, resulta incomparable con personajes que lo han precedido como Barack Obama, que en el 2009 contaba con el apoyo del 52% de la población o George W. Bush, que alcanzaba la cifra del 88% en el 2001, con el país tocado por los atentados terroristas del 11-S.

El verano marca el inicio

Biden empezó el año con una aprobación del 55,5%, que se ha ido encogiendo progresivamente hasta que a inicios del pasado verano se vio tocado por un fuerte declive. El resultado de esta evolución: 12 puntos perdidos desde inicio de mandato. A esta impopularidad, hay que sumar que su partido perdió las elecciones a gobernador de Virginia, que hacía una década que votaba a los demócratas.

Está claro que economía y covid-19, encabezan su lista de preocupaciones, que no es precisamente breve. Ha tenido que hacer frente a los problemas de suministro, la inflación mayor anual de los últimos 30 años y la proliferación del variante delta de la covid-19. En eso hay que sumarle la cuestión de la retirada de las tropas de Afganistán, que deslegitimó la imagen de gobierno confiable de la cual presumía Biden o la entrada de migrantes por la frontera con México.

Sensibilidades dispares

Por otra parte, los votantes de carácter más progresista, esperanzados por la promesa de reformas como la de acceso al voto o el impulso del Estado del Bienestar, se sienten frustrados por el bloqueo que paralizan las medidas.

Además, Biden afronta dificultades por gobernar un partido donde conviven sensibilidades políticas muy dispares. Incluso, ha tenido que hacer frente a la oposición dentro de su propio partido, de los senadores Joe Manchin y Kyrsten Sinema.

En el senado, Republicanos y Demócratas ocupan el mismo número de escaños. Aunque la vicepresidenta, Kamala Harris, tiene el voto de calidad, los votos de los dos senadores contrarios a Biden los es necesario y no hay margen para desacuerdo.

 

Imagen principal: El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden