Las vanas promesas que los talibanes clamaban a los cuatro vientos hace sólo unos días asegurando que su gobierno sería inclusivo y que no tomaría represalias contra los colaboradores del anterior ejecutivo han durado tan poco como personas han convencido. Según un informe de la ONU al que ha tenido acceso el New York Times, los talibanes han intensificado la busca y captura de lo que llaman desafectos, personas que, a grandes rasgos, han colaborado con cualquier organización, gobierno o institución que consideran enemiga (una lista bastante larga).

Los mismos que hace unas horas aseguraban que no tenían intención de perseguir ni castigar a nadie delante de los focos de los medios internacionales ya tienen elaboradas listas de colaboradores del gobierno anterior y de potencias internacionales. La promesa de no volver a los días de terror que marcaron el gobierno talibán en los años 90 se funde.

El documento ha sido elaborado por el Centro Noruego de Análisis Globales, el cual proporciona información de inteligencia a la ONU. El análisis llevado a cabo por este ente está fechado en el 18 de agosto y recopila información sobre el tipo de gente que corre más peligro, sobre cómo los talibanes hace tiempo que rastrean a los enemigos y como estos cuentan con una lista de personas a las "interrogar y castigar" y sus ubicaciones, una lista negra.

Cueste lo que cueste

La cruzada de los talibanes contra todo aquel que haya colaborado con cualquier ente que les parezca hostil busca una venganza más allá de los individuos que ellos mismos han puesto en "una lista negra". Es decir, según alerta el informe de la ONU, las patrullas de talibanes están buscando excolaboradores puerta a puerta para detenerlos, pero en el caso de no encontrarlos, arrestan o amenazan de muerte a sus familiares a fin de que sus objetivos se entreguen a las autoridades.

El documento redactado por la organización noruega señala que las personas que se encuentran en un mayor peligro son aquellas que han tenido cargos oficiales en unidades militares, policías o han hecho trabajos de investigación, así como las que han trabajado con los Estados Unidos (EE.UU.) y la OTAN. Las personas que han colaborado en otros rangos con el gobierno anterior o con otros países extranjeros también corren peligro de acabar con un talibán llamando a su puerta.

Patrulla talibana por las calles de Kandahar / Efe

Represalias en el marco de la sharia

El informe contiene una carta remitida por un funcionario afgano no identificado que trabajó para los EE.UU. y el Reino Unido. En la misiva se responde a una de las preguntas más frecuentes frente a esta situación: ¿Qué pasará con los detenidos? Ya sean las personas que se encontraban a la lista negra o familiares secuestrados de forma coercitiva, "serán tratados según la sharia", o ley islámica, informa El País.

Christian Nellemann, director ejecutivo del grupo de inteligencia noruego que se encuentra detrás del informe, ha declarado a la agencia de noticias AFP que espera que los que figuran en la lista negra de los talibanes se enfrenten a torturas y ejecuciones si los encuentran.

El espejismo de la amnistía

Con los aterradores datos que presenta el informe y la lúgubre premonición del hombre que lo ha dirigido es posible preguntarse: ¿dónde queda la promesa de amnistía talibana? Hace solo cuatro días Zabihullah Mujahid, principal portavoz de los talibanes, aseguró en su primera rueda de prensa después de la toma de Kabul que concedían una "amnistía general, por lo tanto no habrá hostilidades". En la misma comparecencia declaró que: "Hemos perdonado a todos por el beneficio y la estabilidad en Afganistán", además de decir que las mujeres podrán trabajar y estudiar" y serán "muy activas en la sociedad en el marco del Islam". Es decir, bajo el régimen de la sharia.

La amnistía no ha sido más que lo que sospechaban muchos países, un teatrillo para ganar la simpatía internacional. Esta función tétrica ha durado muy poco y no ha convencido a ningún espectador.

En medio del caos en Kabul entre la huida de la mayoría de países occidentales, los antiguos colaboradores de estos intentando abandonar el país y las batidas de disidentes que llevan a cabo los talibanes, el nuevo gobierno ultrarreligioso empieza a expandir nuevas redes de informantes, según el informe. Los talibanes ya trabajan en asegurar su dominio al frente del gobierno a través de la represión.

 

Imagen principal: Patrulla talibana por las calles de Kandahar durante la celebración del 102.º aniversario de la independencia de Afganistán / Efe