El presidente francés, Emmanuel Macron, apostó este sábado por una estrategia de seducción mediante los proyectos de futuro de París para Nueva Caledonia, aunque formalmente no se posicionó ante el referéndum de independencia que se organizará en noviembre en ese territorio. "Francia no sería la misma sin Nueva Caledonia", destacó Macron en un discurso en la capital, Noumea, al término de una visita de tres días a este archipiélago del Pacífico marcada por momentos de fuerte simbolismo, y con la vista puesta en ese referéndum del 4 de noviembre, que según los últimos sondeos ganarán por ventaja los favorables a mantener la unión con París.
En el discurso, que pudo ser seguido a través de las redes sociales el jefe de Estado francés, Macron insistió en que no iba a tomar partido en ese referéndum, porque es responsabilidad únicamente de los habitantes de Nueva Caledonia (unos 270.000 habitantes) y porque esa fue la promesa en los acuerdos suscritos en 1988 entre el entonces primer ministro francés, Michel Rocard, y los líderes independentista y unionista del territorio.
Al mismo tiempo, pidió que "no hay que hacer que la historia retroceda" y, sobre todo, dedicó buena parte de su discurso a presentar cómo ve el futuro de ese y del conjunto de los territorios franceses del Pacífico y del Índico, que totalizan una población de 1,5 millones de personas.
Macron señaló que "Francia es una gran potencia del Índico-Pacífico" donde tiene desplegados 8.000 militares y donde están tres cuartas partes de su espacio marítimo, antes de indicar que París tiene una estrategia económica y comercial que, entre otras cosas, pretende aprovechar el repliegue allí de Estados Unidos.
El presidente francés también reconoció que, durante el periodo colonial, Francia cometió "faltas y crímenes", aunque también "se hicieron grandes cosas". Aseguró que "nunca olvidaremos los dolores de la colonización, con la segregación de los canacos por ser canacos", en referencia a los indígenas del archipiélago, que constituyen ahora en torno al 40% de la población y suponen el grueso del voto independentista.
De hecho, antes de esta última estancia en Noumea, el presidente francés había pasado por la pequeña isla de Ouvea, donde se conmemoraba una matanza el 5 de mayo de 1988 de 19 activistas canacos que se habían atrincherado en una cueva con gendarmes a los que habían tomado como rehenes. Cuatro gendarmes también fallecieron en esa acción que marcó un verdadero punto de inflexión en el enfrentamiento de los canacos con la población de origen europeo, ya que dio paso a los acuerdos de Matignon y de Noumea que fijaron el compromiso de la celebración de un referéndum de independencia en un horizonte de 30 años.
Según un sondeo publicado el pasado jueves por el instituto demoscópico Scope, sólo un 22,5 % de los habitantes de Nueva Caledonia tienen intención de votar en favor de la independencia, mientras que el 59,7 % se decantan por hacerlo en contra.