Rusia reprodujo un "patrón deliberado" de tácticas de hambre durante el asedio de 85 días de la ciudad ucraniana de Mariúpol a principios del 2022, un hecho que equivalió a un crimen de guerra, según un nuevo análisis presentado a la corte penal internacional. La conclusión está en el centro de un expediente en proceso de presentación por los abogados Global Rights Compliance, en colaboración con el gobierno ucraniano. Sostiene que Rusia y sus líderes tenían intención de matar y hacer daño a un gran número de civiles.

Se ha estimado que 22.000 personas murieron durante el asedio y captura de la ciudad de Mariúpol al principio de la guerra a Ucrania. Los civiles se quedaron sin agua, gas o electricidad al cabo de pocos días del asedio, cuando las temperaturas cayeron por debajo de los 10 °C bajo cero.

Según recoge The Guardian, Catriona Murdoch, socia de Global Rights Compliance, ha dicho que el objetivo de la investigación era ver si había una narrativa más amplia que equivaliera a una negación deliberada de alimentos y otras comodidades necesarias para la vida por parte del ejército ruso y sus líderes. Una estrategia de hambre que se podría considerar un crimen de guerra. "Lo que pudimos ver es que el ataque ruso tuvo cuatro fases, empezando con ataques a la infraestructura civil y cortando el suministro de electricidad, calefacción y agua. Después se negaron las evacuaciones humanitarias e incluso se atacaron, mientras se impidió que llegara la ayuda," ha constatado Murdoch.

"En la tercera fase, se atacaron las infraestructuras críticas restantes, se aterrorizó a los civiles con ayuda y se bombardearon los puntos de agua. Finalmente, a la fase cuatro, Rusia participó en ataques estratégicos para destruir o capturar cualquier elemento de infraestructura restante", ha destacado.

El ataque y el asedio en Mariúpol

El ataque gradual a Mariúpol, ha dicho, demostraba que Rusia había planeado capturar la ciudad de primera línea sin piedad para su población civil, que se estimaba en 450.000 antes de que empezara la invasión total el 24 de febrero del 2022. El expediente concluye que aproximadamente el 90% de los centros de salud y viviendas de la ciudad fueron destruidos o dañados durante el asedio, y los puntos de distribución de alimentos fueron bombardeados, así como las rutas de evacuación humanitaria.

Dada la importancia de Mariúpol y la centralización de la toma de decisiones en Rusia, la culpabilidad por la muerte de miles de civiles recayó en los superiores, afirma. "Vladímir Putin es culpable", ha insistido Murdoch, "y los niveles del liderazgo militar ruso", aunque no nombró a los comandantes.

La CPI acepta presentaciones de terceros, aunque no necesariamente actúa en consecuencia. El hambre y la negación de servicios necesarios para la vida civil se consideran crímenes de guerra, pero esta sigue siendo un área relativamente nueva del derecho internacional y hasta ahora ningún presunto autor ha sido procesado.