La primera ministra británica, Theresa May, ha realizado ya su primer viaje como líder del país y lo ha hecho en un lugar con pleno de simbolismo: Escocia. El objetivo era intentar acercar posiciones entre el Reino Unido y los escoceses después del referéndum del Brexit. Escocia votó masivamente para quedarse, en un 62%, mientras que el conjunto del país lo hizo para marcharse. De aquí que Sturgeon haya empezado a hacer todo el posible para mantener a Escocia dentro de la UE, incluso poner sobre la mesa un segundo referéndum por la independencia.
La reunión en la residencia oficial de Sturgeon, en Edimburgo, ha durado unos 45 minutos. A la salida, la primera ministra escocesa ha asegurado que ha sido una discusión constructiva y May ha dicho que quiere que el gobierno escocés tome partido dentro de la negociación para hacer efectivo el Brexit. Además, ha asegurado que está dispuesta a escuchar todas las opciones que plantee Escocia sobre su futura relación con la UE.
May, sin embargo, ha subrayado que su compromiso es "preservar la valiosa unión" de todas las partes del Reino. La primera ministra ha asegurado que quiere que los escoceses formen parte de la negociación y que consigan un buen trato, pero también ha dejado claro que gobierna para todas las partes del Reino Unido y para todos los ciudadanos y ha querido alejar las dudas sobre un segundo referéndum: los escoceses lo dejaron muy claro en 2014. En aquel referéndum un 55% de los habitantes decidió no abandonar el Reino Unido.
Sturgeon, agradecida
Sturgeon también se ha mostrado receptiva con la visita de la primera ministra británica y ha asegurado que May "es una mujer que tiene una forma bastante seria de hacer las cosas, que yo también tengo, así que creo que podemos encontrar una manera de trabajar juntos, a pesar de los desacuerdos". Además, se ha mostrado muy agradecida de que May se haya mostrado abierta a escuchar las propuestas escocesas.
Sin embargo ha dejado claro que seguirá buscando cuál es la mejor solución para Escocia y para sus intereses. Por este motivo, Sturgeon ha insistido en que su misión es defender los intereses de los escoceses y ha advertido que la eventual salida del Reino Unido de la UE hace que otro referéndum de independencia sea "muy probable".
Simbolismo discordante
Las palabras de las dos mandatarias después de la reunión muestran que la sintonía ha sido buena. Aunque las posiciones eran diferentes, una apostando con fuerza por la unidad y la otra dando el segundo referéndum de independencia como "posible", las dos han asegurado que están dispuestas a escucharse y a trabajar juntas para conseguir el mejor acuerdo tanto para el Reino Unido como para Escocia.
El simbolismo, sin embargo, no parecía decir lo mismo. Sturgeon ha recibido a May en su residencia oficial y el simbolismo de la escena llevaba un mensaje implícito muy claro. Sólo dos banderas llenaban la escena y las dos eran escocesas. De la del Reino Unido, ni rastro. Además, Sturgeon iba vestida toda de azul, incluidos los zapatos, y con una camisa blanca. Justamente los colores de la bandera escocesa.
May, en cambio, iba vestida de azul marino, con una camisa blanca y unos zapatos rojos. Curiosamente también los colores de la bandera del Reino Unido. De hecho, el vestido de la premier era lo que más se parecía a la Union Jack de la sala.