Momento dulce para Giorgia Meloni. La primera ministra italiana se siente fuerte, y sus acciones lo demuestran. En las recientes elecciones europeas, su formación de ultraderecha —Hermanos de Italia— se vio sólidamente reforzada, estableciéndose como la opción más votada y con un mayúsculo crecimiento de 18 eurodiputados para obtener un total de 24. No tardó en celebrar la victoria, afirmando sentirse determinada a continuar en el poder de la mano de uno de los gobiernos que salió más fortalecidos de aquellos comicios. "Italia se presenta ante el G7 y Europa con el gobierno más fuerte de todos, es una satisfacción, pero también una gran responsabilidad", declaró.
No es una exageración. Y es que la situación de Meloni contrasta de forma evidente con las dificultades que atraviesan a otros líderes mundiales. Estos días, el G7 se ha reunido precisamente en Italia, en la región meridional de Apulia, y las diferencias se han hecho notar. El buen momento de la primera ministra ha chocado frontalmente con las fortunas del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que reúne una aprobación solo un 36%; el presidente francés, Emmanuel Macron, que vio como la rival Marine Le Pen lo doblaba en votos a las elecciones europeas; el canciller alemán, Olaf Scholz, que quedó lejos de la derecha e incluso por detrás de la ultraderecha; y el primer ministro británico, Rishi Sunak, que se prepara para despedirse del cargo.
Meloni se siente tan reforzada que incluso ha conseguido imponer su voluntad en la declaración conjunta del G7 para excluir del texto final el apoyo explícito al aborto. En los borradores previos sí que figuraba una mención explícita a la interrupción voluntaria del embarazo "segura y legal", pero la líder italiana había marcado esta referencia como una línea roja. Este punto se ha llegado a convertir en uno 'cara a cara' entre Meloni y Macron, con una visión completamente contrastada después de que Francia recientemente incluyera este derecho en su Constitución. Finalmente, sin embargo, la italiana ha ganado el duelo y se ha llevado una pequeña victoria que simboliza el actual equilibrio de fuerzas entre las potencias europeas.
Ucrania, China y Gaza
El resto de puntos de la declaración no han generado tanta polémica, y han seguido una línea previsible. Los mandatarios del G7 han fijado como prioridades la defensa firme de Ucrania en su guerra con Rusia a través de un gran préstamo multimillonario. En este sentido, ha prometido castigar los bancos chinos que están ayudando a Vladímir Putin a esquivar las sanciones económicas, así como las empresas que permiten en el Kremlin acceder a tecnología para fabricar armamento, mientras que también han expresado preocupación por las prácticas comerciales "injustas" de China. Y sobre la situación en la Franja de Gaza, el G7 ha pedido a Hamás que acepte el alto el fuego propuesto por los Estados Unidos, mientras que urge Israel a evitar una ofensiva militar a gran escala en Rafah.