La fijación de Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, con México, ya marcó su anterior campaña y etapa al frente del gobierno. En aquella ocasión, la promesa (incumplida) de construir un muro para frenar la migración y que lo pagara el mismo Estado mexicano fue la protagonista de su campaña. Si bien el trumpismo no ha abandonado sus invectivas contra la migración que llega a los EE.UU. a través de su frontera sur, buena parte de su campaña se ha sustentado al prometer duros aranceles por los productos mexicanos y de otras naciones. Si bien todavía no se ha instalado en la Casa Blanca, Trump ya ha amenazado con duros aranceles en varios países, entre ellos México. La nueva presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, no se ha quedado de brazos cruzados y ha respondido a las amenazas del estadounidense, empezando su relación desde el choque. ¿Cómo han sido sus pocas interacciones?
Una carta para marcar límites
Poco después de afirmar que impondría aranceles del 25% en los productos mexicanos y canadienses, alegando que así estimularía la economía estadounidense, además de parar la entrada de migración y fentanilo en el país. Con respecto a estos dos últimos elementos, el republicano culpó directamente al Estado mexicano. Sheinbaum se negó a recibir estas acusaciones en silencio, empezó su relación con el próximo presidente estadounidense con una dura carta, donde subraya que las amenazas no resolverán ninguno de los problemas mencionados.
En la misiva, Sheinbaum reivindica la política mexicana sobre migración, resaltando que respeta los derechos humanos. La presidenta mexicana subraya en la carta que la política migratoria de su Estado ha reducido en un año un 75% las personas que cruzan. También ha recordado: "la mitad de los que llegan es a través de una cita legalmente otorgada por el programa de los Estados Unidos denominado CBP1".
Con respecto a la crisis del fentanilo, Sheinbaum recuerda que México se ha ofrecido a colaborar para acabar con el tráfico de este droga que provoca un grave problema de salud pública a su vecino. Sin embargo, ha recordado que los mexicanos también se ven afectados por el contrabando que les llega desde su frontera norte: armas. "Usted tiene que estar al corriente también del tráfico ilegal de armas que llega a mi país desde los Estados Unidos, el 70% de las armas ilegales confiscadas a delincuentes en México provienen de su país, las armas no las producimos nosotros, las drogas sintéticas no las consumimos nosotros, los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas de su país, lamentablemente los ponemos nosotros", responde contundente a la presidenta.
La llamada de la discordia
Después de la contundente carta de Sheinbaum que abría la puerta al diálogo entre las dos naciones, Trump y la presidenta mexicana mantuvieron una llamada telefónica. Como ya fue habitual en su mandato anterior, Trump se ha apresurado a publicar su versión de la llamada. En un tono triunfalista, el magnate ha afirmado que Sheinbaum ha accedido a frenar la llegada de migrantes a territorio norteamericano "con efecto inmediato". Sin embargo, del lado mexicano, la versión es diferente.
También a través de las redes sociales, la presidenta de México ha matizado las palabras del magnate y ha desmentido que se haya comprometido a parar el flujo de migrantes de forma inmediata como quería el republicano. "A nuestra conversación con el presidente Trump, le expuse la estrategia integral que ha seguido México para atender el fenómeno migratorio, respetando los derechos humanos," ha explicado y ha añadido: "Reiteramos que la postura de México no es cerrar fronteras, sino tender puentes entre gobiernos y entre pueblos".