"Ofensiva final". Así ha catalogado en las últimas horas el ejército ruso el ataque sobre Mariúpol, una de las principales ciudades portuarias de Ucrania y que ha sufrido con más crudeza el asedio de las tropas rusas desde que empezó la invasión, ahora ya hace más de 40 días. Ya se ha acabado el plazo que había dado Moscú a las fuerzas ucranianas para dejar las armas y salir de la ciudad hacia territorio todavía controlado por Kyiv. "Hemos informado a Kyv en reiteradas ocasiones y por todos los canales accesibles de las propuestas para retirarse de Mariúpol y a las Fuerzas Armadas ucranianas que depongan las armas", ha advertido el portavoz del ministerio de defensa ruso, el general Igor Konashenkov ayer por la noche. Según él, desde las seis de la mañana de ayer martes, se reiteró su "propuesta" y se pidió a los ciudadanos que abandonaran la ciudad por una ruta segura, pero los "ignoraron".
Ante este contexto, defiende el Kremlin, "se ha considerado el desinterés de Kyiv de conservar la vida de sus militares, Mariúpol será liberado de las unidades nacionalistas por las Fuerzas Armadas de Rusia y la República Popular de Donetsk". Yendo más allá, aseguró el portavoz de defensa, que el ejército ruso ha frustrado un nuevo intento de evacuar el mando del batallón nacionalista Azov, con el hundimiento de dos helicópteros que intentaban llegar a la ciudad desde el mar.
Polémica por el batallón de Azov
El presidente Volodímir Zelenski ante el parlamento italiano se refirió a Mariúpol como la Génova ucraniana, para intentar que los europeos se hagan cargo de hasta qué punto es importante para el país esta ciudad portuaria. Situada en el sur del país, cerca del mar de Azov, Mariúpol ha sido víctima de algunos de los ataques más duros del ejército ruso, que a pesar de haber fracasado en su estrategia de guerra y tener que replegarse, sí que se ha ensañado contra esta ciudad, donde ha ido haciendo pequeños avances diarios que podrían acabar con esta ofensiva final. Ucrania, sin embargo, ha recordado en los últimos días que todavía quedan 150.000 residentes que desde hace semanas sobreviven sin tener acceso a servicios básicos como son el agua, la luz o las medicinas en medio de un conflicto bélico.
Desde Rusia se ha señalado directamente el batallón de Azov, un grupo de combatientes de ultraderecha que Putin ha utilizado de excusa a la hora de decir que la invasión no es nada más que una operación especial para desnazificar Ucrania. La CNN ha explicado que la principal fuerza de combate que todavía permanece en Mariúpol es un grupo de ultraderecha legalizado por Ucrania. Las alas militares y políticas del movimiento se separaron formalmente en el 2016, cuando se fundó el partido Cuerpo Nacional. Entonces, el batallón ya formaba parte de la Guardia Nacional Ucraniana. ¿Pero son neonazis? Desde la CNN los definen como "una fuerza de combate eficaz y muy implicada en el conflicto actual, que tiene un historial de inclinaciones neonazis". Este grupo se asocia con los supremacistas blancos y la ideología y simbología nazi.
5.000 muertos
Hasta ahora, el ayuntamiento de la ciudad ha cifrado en más de 5.000 el número de víctimas mortales por el acoso ruso sobre Mariúpol, que ha sido condenado por su brutalidad por la comunidad internacional. Este número podría crecer exponencialmente en los próximos días, si finalmente se acaba produciendo esta ofensiva final con la cual amenaza Moscú. En los últimos días, el alcalde Vadim Boichenko, ha denunciado que la situación "va más allá de la catástrofe humanitaria, ya que la gente está sobreviviendo en unas circunstancias nefastas. El alcalde salió hace días del municipio y se encuentra en Zaporíyia, a unos 200 km.