Jimmy Carter, 39.º presidente de los Estados Unidos, ha fallecido a los 99 años este domingo en su residencia en Georgia, según ha informado su hijo a través de un comunicado. Carter, que se encontraba bajo cuidados paliativos desde febrero del año pasado, ha sido el presidente más longevo, cargo que ejerció en un único mandato, entre 1977 y 1981. Antes, entre 1971 y 1975, el líder demócrata fue gobernador de su estado natal, Georgia. Aunque su gestión al frente de la Casa Blanca recibió muchas críticas, después de abandonar la presidencia siguió teniendo una gran influencia en el país, y al final se convirtió en una figura enormemente respetada, especialmente por su trabajo humanitario, que le mereció un Premio Nobel de la Paz el año 2002.

James Earl Carter, nacido el año 1924 en Plains, en el Estado de Georgia, cumplió 100 años el pasado 1 de octubre, y ha sido el presidente más longevo de EE. UU. y el que más ha vivido una vez abandonada la presidencia. Los 77 años de vida que compartió con Rosalynn Carter, que murió en noviembre del año pasado, también lo convirtieron en el presidente con el matrimonio más largo. Los problemas de salud de Carter empezaron en 2015, cuando le detectaron cáncer en el hígado y en el cerebro. Aunque el pronóstico no era favorable, meses más tarde se lo proclamó curado. A partir del año 2019 su salud empeoró y sufrió fracturas y otras lesiones fruto de caídas.

El gran éxito de Carter: los Acuerdos de Camp David

La victoria de Carter en las elecciones presidenciales de 1976 contra el republicano Gerald Ford, abrió una nueva etapa demócrata después de los mandatos de Richard Nixon y Ford. La política exterior, enfocada hacia la importancia de la paz y el respeto a los derechos humanos, fue lo más relevante de su mandato. Lo primero que hizo al llegar al cargo fue reducir el presupuesto de defensa y ordenar la retirada de tropas y armas nucleares de Corea del Sur, hecho que despertó fuertes críticas de los republicanos. Otra decisión controvertida fue la firma de los Tratados del Panamá en 1977, con la cual los Estados Unidos devolvían el control del Canal de Panamá al país centroamericano. Pero, sin duda, el gran éxito de Carter llegó un año más tarde, cuando se convirtió en el mediador en las negociaciones entre el presidente de Egipto, Anwar el-Sadat, y el primer ministro de Israel, Menájem Beguín, que culminaron con la firma de los Acuerdos de Camp David, por los que Egipto reconocía al Estado de Israel, y este se retiraba de la península del Sinaí. 

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Presidente de Israel, Menájem Beguín, presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, y presidente de Egipto, Anwar el-Sadat escenifican acuerdos de Camp David.

Las relaciones con la URSS: de SALT II a la Doctrina Carter

En cuanto a las relaciones con China, continuó la política de sus predecesores en el intento por normalizar las relaciones diplomáticas con el país asiático, y en 1979 anunció el reconocimiento formal la República Popular China como un único país, de forma que retiraba el reconocimiento de Taiwán.

Carter estaba firmemente en contra de la proliferación nuclear y firmó con el entonces líder de la Unión Soviética, Leonid Bréjnev, el tratado SALT II, que limitaba los misiles nucleares intercontinentales. Aunque ambos dirigentes lo firmaron y supuso un paso más en la distensión de las dos potencias, la invasión soviética de Afganistán a finales de 1979 llevó al Senado de los EE. UU. a rechazar definitivamente su ratificación. Carter, a pesar de su visión humanitaria, consideró la invasión de la URSS una provocación y respondió con contundencia con la declaración de lo que posteriormente se denominó Doctrina Carter, por la que los EE. UU. aseguraban que utilizarían la fuerza militar en caso de que fuera necesario para defender sus intereses nacionales en el Golfo Pérsico. Carter incrementó el gasto de Defensa, inició la financiación a los muyahidines, impuso sanciones en la URSS e hizo un llamamiento al boicot de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980.

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Jimmy Carter y Leonid Brézhnev firman los acuerdos SALT II en 1979.

El fin del mandato de Carter con la crisis de los rehenes en Irán

El declive del mandato de Carter y lo que lo llevaría a una demoledora derrota frente a Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de 1980 fue la crisis de los rehenes en Irán. En noviembre de 1979, seguidores del ayatolá Ruhollah Jomeini asaltaron la embajada de los Estados Unidos en Teherán y tomaron a 63 ciudadanos estadounidenses como rehenes. Aunque liberaron a 11 pocos días después, los 52 restantes continuaron retenidos durante 444 días, hasta que el gobierno de los EE. UU., después de varios intentos fracasados por liberarlos, acabó aceptando las exigencias del régimen iraní.

En cuanto a la política interior, la presidencia de Carter estuvo marcada por la inflación y la crisis energética de 1979, y sus políticas fueron dirigidas a intentar contener el aumento de precios. Así, estableció una política energética nacional e impuso controles al precio del petróleo y el gas natural. Uno de los hitos por los cuales se le recuerda está porque instaló paneles solares en la Casa Blanca. Sin embargo, no pudo llevar a cabo muchas de sus propuestas, en parte por el contexto económico, pero también porque no tenía buenas relaciones con los miembros de su partido en el Congreso.

El trabajo humanitario de Carter fuera de la Casa Blanca

Desde sus inicios en política, Carter defendió la igualdad de todas las personas. En 1971, cuando se convirtió en gobernador de Georgia, dejó claro que no tenía cabida la segregación racial en los Estados Unidos y nombró a personas afroamericanas en cargos públicos. Su administración fue la primera en reunirse con activistas del colectivo LGTBI el año 1977 y rechazó una iniciativa en California que pretendía prohibir al profesorado homosexual. Carter fue también un firme opositor a la pena de muerte, y a lo largo de su vida reclamó en múltiples ocasiones que se eliminara esta práctica en Estados Unidos.

Tan solo un año después de dejar la presidencia, en 1982, Carter fundó, junto con su mujer, el Centro Carter, una organización sin ánimo de lucro para el avance de los derechos humanos. La institución lleva a cabo varios proyectos como la observación de procesos electorales, el apoyo local a instituciones democráticas en varios países, la mediación de conflictos y también ayuda en la erradicación de enfermedades infecciosas. El trabajo del expresidente al frente del Centro Carter "para encontrar soluciones pacíficas a conflictos internacionales, promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo económico y social" le otorgó el Premio Nobel de la Paz en el año 2002.

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El expresidente Jimmy Carter recibe el Premio Nobel de la Paz el año 2002 por su trabajo al frente del Centro Carter. Foto: Centro Carter

La relación de Carter con Catalunya y la independencia

En 2010, Jimmy Carter recibió el XXII Premio Internacional Catalunya, por ser considerado una figura ejemplar. "Este poder blando, esta sensibilidad wilsoniana hacia la autodeterminación de los pueblos, esta conciencia de que los problemas de una nación se inscriben siempre en un ámbito más amplio, todo está en la línea de aquello que los catalanes podemos hacer y tenemos que hacer en el ámbito ibérico, europeo y mediterráneo," valoró el jurado. En abril del 2017, Carter recibió al entonces president de la Generalitat, Carles Puigdemont, en Atlanta, para que este le explicara el procés independentista de Catalunya y el referéndum de autodeterminación.