Fue el viernes pasado cuando murió un niño de dos años en una guardería de Nueva York por fentanilo, haciendo más larga la lista de víctimas de esta droga letal que asola los Estados Unidos —en Catalunya, de momento, no ha llegado la epidemia. Su nombre era Nicholas Feliz Dominici y perdió la vida después de ser expuesto al opioide mientras dormía la siesta en el supuesto jardín de infancia, que realmente era una fábrica de drogas. Con él, tres bebés más sufrieron una intoxicación y fueron hospitalizados. Su vida se salvó con naloxona, un medicamento para revertir sobredosis.
La propietaria de la guardería, Grei Méndez de Ventura (36 años), ya ha sido detenida; así como su primo político e inquilino, Carlisto Acevedo Brito (41 años) —mientras se busca al marido de ella. Ambas personas han sido acusadas de asesinato por la muerte de Nicholas, a la vez que enfrentan cargos federales de drogas. Las autoridades encontraron un kilogramo de fentanilo en el local, valorado en miles de dólares. También encontraron restos del opioide bajo el colchón donde los niños dormían la siesta, según la Policía de Nueva York. Méndez ha argumentado que no tenía conocimiento de la presencia de fentanilo en la guardería, pero las autoridades encontraron una prensa utilizada para combinar la droga con otros narcóticos en un armario que conectaba con el apartamento. Además, encontraron otra prensa en la habitación de Brito.
El fentanilo en la guardería
El abogado de Méndez explicó que su cliente vivía en un apartamento sobre la guardería y que le alquilaba una habitación a Brito, el primo de su marido. También recordó que Nueva York permite guarderías en lugares residenciales para un pequeño número de niños —siempre que cuenten con permiso y se lleven a cabo inspecciones. "Aparentemente, cuando la guardería estaba cerrada, había personas que entraban y salían del apartamento", apuntó. Por otra parte, dijo que el viernes fue un "día normal" en el jardín de infancia: Méndez llevó a los niños al piso superior, les leyó un cuento, les cocinó y los envió a dormir. Cuando Nicholas no se despertó de la siesta, ella se asustó y llamó a emergencias.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, se mostró contundente con la cuestión y ha asegurado que no permitirá "que tenga lugar un incidente de este tipo e ignorarlo como si fuera tan solo la tragedia del día en la ciudad". De la misma manera, expresó su frustración con los adultos que llevan fentanilo a sitios donde hay niños —ya que ingerir una pequeña cantidad del narcótico en estado puro podría matar un adulto. "Es una absoluta locura", declaró. Por su parte, el tabloide local The New York Post pudo hablar con el padre del niño: "Es realmente difícil, estamos desconsolados". "Las drogas son peligrosas. Mi hijo ha muerto, pero podría ser el tuyo", añadió. El fentanilo causa decenas de miles de muertes al año en Estados Unidos y representa más del 70% de las defunciones por sobredosis en el país.