Nora Elma Morales de Cortiñas, más conocida como Norita, presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo y una de las cofundadoras de este movimiento reivindicativo argentino, ha muerto este jueves a los 94 años, según ha informado su familia a través de un comunicado. Norita había sido operada de una hernia el pasado 17 de mayo, y las complicaciones de la intervención, sumadas a otras patologías, agravaron su estado hasta su muerte. Su lucha fue la de miles de madres anónimas que perdieron a sus hijos e hijas víctimas de la represión de la dictadura de Jorge Rafael Videla, que canalizó a través de las Madres de la Plaza de Mayo, la asociación formada el año 1977 para recuperar con vida a los seres queridos detenidos y desaparecidos, identificar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento.
El secuestro de su hijo Gustavo
Norita fue una histórica de la organización Madres de la Plaza de Mayo, que nació cuando un grupo de 14 mujeres se reunieron por primera vez delante de la casa Rosada, en plena dictadura, para exigir información sobre sus hijos e hijas, que habían sido secuestrados, que se encontraban en paradero desconocido. Norita se unió a la organización a raíz del secuestro de su hijo mayor, Gustavo Cortiñas, que cuando tenía 24 años, y siendo miembro de la Juventud Peronista, fue secuestrado el 15 de abril de 1977 en la estación de trenes de la ciudad argentina de Castelar, en el oeste de Buenos Aires. Norita tenía 47 años cuando su hijo, casado y con un hijo, desapareció, y aquel mismo día empezó una larga lucha con el fin de encontrar a su hijo desaparecido, del que nunca más supo nada, pero su lucha no decayó nunca, y ni nada ni nadie la detuvo.
"La palabra desaparecido no estaba en nuestro vocabulario en aquel momento. Una no podía pensar que no vería más al hijo. El año 77 cada madre empezó a buscar y caminar. Y yo me encontré con las Madres en la Plaza de Mayo. Este sistema diabólico que es la desaparición de personas es el crimen de crímenes. Quiero respuestas, pero pronto, quedan pocos años para las Madres", decía Norita, que al lado del resto de madres que luchaban por lo mismo que ella, se puso el pañuelo blanco en la cabeza con el nombre de su hijo y empezó a dar vueltas en torno a la Pirámide de Mayo, lo hizo durante décadas, hasta convertirse en un símbolo de esta lucha, pero también de muchas causas por los derechos humanos.
Hija de catalanes, trabajadores de clase media humilde, Norita creció entre cuatro hermanas más y, tal como recordó alguna vez, tuvo "una infancia bonita, con Reyes Magos y todas estas cosas sencillas." Pero según "recordaba mi padre", era una "niña revoltosa y tenía salidas graciosas", explicó en una entrevista en el canal Encuentro años atrás. Cuando tenía 19 años se enamoró de un chico seis años más mayor, Carlos Cortiñas, y se casó en 1950. Dos años más tarde nació Gustavo, y en 1955, Marcelo Horacio. Su marido era peronista, admiraba a Evita, pero en casa no se militaba ni se hablaba tanto de política, según explicaba Norita. Pero sus hijos sí se interesaron por la política, especialmente Gustavo, que se unió a la Juventud Peronista.
La lucha por una sociedad más justa
El comunicado de la familia recuerda a Norita y su lucha. "Su especial sensibilidad y su ideario indiscutido en defensa de las y los que menos tienen hizo que se ganara el respeto y el afecto incondicional de los pueblos. En este sentido, queremos transmitirles que estuvo acompañada y sostenida por el amor de su familia hasta el último momento y agradecemos todas las expresiones de reconocimiento y afecto que recibió a lo largo de su vida". La familia también destaca que Norita "luchó hasta el último momento por la construcción de una sociedad más justa", especialmente ante su "profunda preocupación en estos tiempos por la grave situación que atraviesa" Argentina y "dispuesta a estar siempre presente allí donde hubiera una injusticia". De hecho, el 6 de julio del 2019, Norita visitó al expresidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, cuando este estaba en prisión.
Reacciones de pésame
La muerte de Norita ha causado un profundo pesar en la sociedad argentina, y han sido muchas las reacciones de pésame. La ONG Abuelas de la Plaza de Mayo ha mostrado su "tristeza" por la muerte de Cortiñas: "Con profundo dolor, despedimos a nuestra hermana de lucha, referente indiscutida del movimiento de derechos humanos en Argentina". "Siempre mantuvo arriba el reclamo de juicio y castigo para los genocidas de la última dictadura y la bandera de los 30.000 desaparecidos (...) Recorrió numerosas dependencias —como hicieron tantos familiares— hasta reunirse con otras mujeres en la misma situación y convertirse en Madre de la Plaza de Mayo", ha indicado la organización.
La expresidenta argentina Cristina Fernández Kirchner también se ha despedido de Norita a través de su perfil de la red social X (antes Twitter), donde ha afirmado que "con tristeza despedimos a Nora Cortiñas, eterna luchadora por los derechos humanos y por la democracia" del país latinoamericano. "Mis condolencias para su familia y sus compañeros".
Por su parte, el expresidente argentino Alberto Fernández ha trasladado sus condolencias a la familia y los seres amados de Norita, subrayando que su legado y valentía seguirán inspirando. "Con profundo dolor, lamento la muerte de Nora Cortiñas, un símbolo incansable de la lucha por los Derechos Humanos en Argentina," ha expresado.
El que fue el ministro de Exteriores de Fernández, Santiago Cafiero, que actualmente ostenta un escaño en el Parlamento argentino, también ha señalado que el "país pierde a Nora Cortiñas, una militante incansable que fue faro de varias generaciones" y "madre de tantas batallas justas". "Hasta siempre, Norita", se ha despedido Cafiero.