Kabira, 60 años. Fatiha, 40. Ilyas, 10 años. Maryam, 8. Omar, 57, y su mujer, de 53, Malika unos 50 y Hayat, de 20. Idriss Ait-Iguarde, de 20 años, necesita ayuda de su primo con el fin de completar el recuento de cuántos miembros de su familia, sobre todo tíos y primos, murieron en el terremoto que el pasado viernes sacudió la región con epicentro en Ighil, a 20 kilómetros de Ijoukak, de donde es él y donde nos atiende. En la provincia de Al-Hauz a la cual pertenece, donde han muerto más de 1.600 personas, del total de 2.946 en la región, que ya eleva sus heridos a 5.674.

Mahdí, de 13 años, Haj Bilal, de 70, Malika, 56 años, y Salma, de 6, completan la lista de familiares de Idriss que perdieron la vida. "13 miembros de mi familia murieron en el terremoto y los vecinos sacamos todos los cuerpos antes de que llegaran las autoridades", relata Idriss. Son 13 del total de 20 personas que murieron en Douar Tawrirt, una aldea de 300 habitantes del municipio de Ijoukak. "En los municipios hay un representante del gobierno que nos pide el número de muertos, así que las cifras oficiales son confiables. Pero somos los vecinos quienes hemos sacado los cuerpos de los escombros y también quienes los hemos enterrado", relata Idriss.

driss, que vive y trabaja en Marrakech en un riad / Foto: Germán Aranda

 

Las consecuencias del terremoto en Ijoukak / Foto: Germán Aranda

Estos poblados, algunos de los cuales llegan a decenas de miles de habitantes, tienen un centro ubicado en una de las carreteras del Atlas que conecta con Marrakech y después muchas pequeñas facciones, todavía más rurales, que pueden estar hasta 10 kilómetros de distancia del centro y con acceso difícil por caminos de tierra.

El terremoto provocó desprendimientos que cubrieron tanto la carretera principal como estos caminos, acentuando el aislamiento y provocando hasta hoy, después de réplicas y ventoleras que han provocado más desprendimientos, fuertes atascos que dificultan la llegada de ayuda y el transporte de los heridos en ambulancia. Fuentes hospitalarias explican a ElNacional.cat que los heridos graves podían tardar en llegar hasta dos días al centro médico y que eso dificulta su supervivencia. En una facción a unos 10 kilómetros de la suya explican que sobrevivieron solo 4 de los 300 habitantes.

Las carreteras han quedado afectadas por desprendimientos / Foto: Germán Aranda

12 horas para hacer 127 kilómetros

Al día siguiente del terremoto, a primera hora de la mañana, Idriss, que vive y trabaja en Marrakech en un riad, una casa-hotel turística, cogió su moto para ir a buscar a su familia. Con la carretera cortada por las piedras, consiguió llegar a su pueblo conduciendo por encima del río seco en algunos tramos, y tardó 12 horas en recorrer 127 kilómetros que normalmente son 3 horas de camino. Encontró que sus padres estaban bien, pero muchos primos y tíos habían fallecido.

Una casa afectada por el terremoto en Marruecos / Foto: Germán Aranda

 

Viviendas derrumbadas en Ijoukak (Marruecos) / Foto: Germán Aranda

 

Refugios improvisados por los vecinos / Foto: Germán Aranda

A pesar de las 12 horas que tardó en llegar y a pesar de haber salido de Marrakech por la mañana, todavía llegó antes que las autoridades y se sumó a los vecinos supervivientes que trabajaban para sacar los cuerpos y ayudar a los heridos. Pudieron hacer un "funeral colectivo" con todas las víctimas totalmente autogestionado, antes de que llegaran las autoridades, que empezaron a aparecer el domingo, dos días después.

Por todo el Alto Atlas escuchamos historias como la de Idriss, de vecinos sacando los escombros para desenterrar cadáveres, de ambulancias llegando uno o dos días después del accidente y de decenas de muertos, con los supervivientes durmiendo en tiendas (si hay suerte, no todos tienen) y esperando ayudas para comer y subsistir, así como una respuesta habitacional ahora que vienen días de lluvia, según las previsiones, y a un mes y medio de las primeras nevadas.