La nueva Administración de Donald Trump se enorgullece de recortar el alcance y el tamaño del gobierno federal de los Estados Unidos. El mayor representante de esta filosofía es Elon Musk, quien se encuentra al frente del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), hecho prácticamente a medida. El propietario de compañías como X (Twitter) o Tesla se ha entregado a la tarea de recortar gastos del gobierno estadounidense echando funcionarios y recortando y eliminando todo tipo de ayudas y servicios, incluso para los supervivientes del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. Según informa The New York Time, representantes demócratas y republicanos protestan contra el presidente Trump por los recortes de un programa federal que administra ayuda a los trabajadores de emergencia y otras personas que sufren por toxinas relacionadas con los ataques a las Torres Gemelas.
La semana pasada, las tijeras de Musk apuntaron al personal del Programa de Salud del World Trade Center, ya que despidió a un 20% del personal. Eso ha provocado una reducción de la cobertura de ayudas a los supervivientes de los ataques, concretamente a los trabajadores de emergencia y otro personal afectado en la zona. Lo más sorprendente en las reacciones no han sido las quejas de los demócratas, sino de los mismos republicanos.
Trump y su línea política se han apoderado del partido Republicano, dejando atrás cualquier tipo de crítica u oposición. Sin embargo, este recorte de Musk que afecta a las víctimas del 11-S ha sido demasiado para un grupo de siete republicanos de Nueva York. Rompiendo la política del silencio, siete representantes republicanos en el Congreso han dirigido una carta a Trump instándolo "como neoyorquino nativo que vivía en la ciudad de Nueva York cuando se recuperaba de los ataques terroristas del 11 de septiembre" a revertir los recortes en el Programa de Salud del World Trade Center y volver a contratar los miembros del personal que fueron despedidos hace unos días.
Apuesta completa por el DOGE
Al margen de las críticas que las acciones de Musk generan al frente de DOGE, Trump dobla la apuesta. Concretamente, el presidente ha firmado una nueva orden ejecutiva que encarga a este departamento coordinarse con las agencias federales para hacer una revisión de todas las regulaciones.
La orden busca "implementar la iniciativa desreguladora del DOGE", según el título, e indica que los líderes de las agencias se tienen que coordinar con los "jefes de equipo" de este organismo para identificar regulaciones que se extralimitan en varios criterios para "rescindirlas o modificarlas".