Elon Musk se ha vendido la red social X a sí mismo. El propietario del antiguo Twitter ha revestido de estrategia corporativa el intercambio de acciones entre sus empresas, con el que la startup de inteligencia artificial xAI ha adquirido X, la aplicación de microblogging, por 33.000 millones de dólares. El magnate tecnológico compró Twitter en 2022, junto con otros socios, por 44.000 millones de dólares, lo que supone una pérdida de valor de 11.000 millones. Musk, que también dirige SpaceX y Tesla, ha afirmado que la operación "desbloqueará un inmenso potencial, al combinar la avanzada capacidad y experiencia en inteligencia artificial de xAI con el enorme alcance d'X". "Los futuros de xAI y X están entrelazados. Hoy damos oficialmente el paso de combinar los datos, los modelos, la computación, la distribución y el talento", ha publicado el empresario.
@xAI has acquired @X in an all-stock transaction. The combination values xAI at $80 billion and X at $33 billion ($45B less $12B debt).
— Elon Musk (@elonmusk) March 28, 2025
Since its founding two years ago, xAI has rapidly become one of the leading AI labs in the world, building models and data centers at…
Las empresas xAI y X son privadas, por lo que no están obligadas a publicar sus finanzas. El acuerdo valora xAI en 80.000 millones de dólares y X en 33.000 millones. En opinión de Musk, el antiguo Twitter "se ha convertido rápidamente en uno de los principales laboratorios de IA del mundo, construyendo modelos y centros de datos en una velocidad y escala sin precedentes". Una "plaza de la ciudad digital" donde millones de usuarios van a buscar "la verdad". El concepto de verdad entendido por el magnate ha sido muy cuestionado, ya que se le acusa de haber eliminado las cuentas de activistas, periodistas y grupos de izquierdas de la red social. A pesar de las críticas, Musk ha asegurado que la operación cooperativa permitirá "construir una plataforma que no solo refleje el mundo, sino que acelere activamente el progreso humano".
Polémica gestión de X
Desde la adquisición de Twitter por parte de Musk en 2022, la plataforma se ha visto inmersa en una serie de controversias que han generado preocupación entre usuarios, anunciantes y reguladores. Una de las primeras medidas del magnate fue una reducción drástica de la plantilla, al despedir aproximadamente al 80% de los trabajadores, lo que despertó dudas sobre la capacidad de la empresa para mantener una moderación efectiva del contenido. Esta disminución de personal coincidió con un aumento significativo de discursos de odio y desinformación en la plataforma. Según informes de varias organizaciones, el uso de insultos racistas y otras formas de discurso de odio se incrementó notablemente después de la compra por parte de Musk.

Además, la reinstauración de cuentas anteriormente suspendidas por violaciones de las políticas del antiguo Twitter, incluyendo figuras como la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó críticas adicionales. Estos cambios en la moderación llevaron a una disminución de la confianza en la plataforma, y varios anunciantes retiraron sus campañas publicitarias, lo cual afectó negativamente a los ingresos de la empresa. Asimismo, Musk ha sido acusado de utilizar su influencia política para presionar a los anunciantes para que vuelvan a invertir en X, lo que ha derivado en la solicitud de una investigación por parte de cinco senadores demócratas sobre posibles violaciones de las leyes federales de ética.