Saber quiénes serán los hombres que acompañarán a Donald Trump durante su era como presidente es clave para detectar si mantendrá la línea dura que ha demostrado durante la campaña o si rebajará el tono, ahora que será presidente. A juzgar por los nombramientos que ha hecho públicos hoy, sin embargo, todo apunta que no flaqueará demasiado. Este viernes Trump ha dado a conocer tres nuevos nombres, los tres de la línea dura. Se trata de Jeff Sessions, Mike Pompeo y Michael Flynn.
El senador Jeff Sessions será el nuevo fiscal general. El representante en la Cámara Alta por Alabama es del ala más derechista ideológicamente y está a favor de limitar la inmigración, alegando que protege los sitios de trabajo de los americanos, y está a favor de construir un muro con México. De hecho, Sessions es conocido por su experiencia al Senado y a la Justicia, pero también por algunas declaraciones polémicas que ha hecho y algunos comentarios racistas.
Otro de los nombramientos polémicos del día es el de Mike Pompeo, que estará al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Pompeo es representante por Arkansas y miembro del movimiento ultraconservador Tea Party. Pompeo fue acusado de islamofobia justo después del ataque contra el maratón de Boston del año 2013, cuando acusó a algunos líderes religiosos islámicos de animar ataques terroristas.
Finalmente, Trump ha propuesto al general retirado Michael Flynn ser el nuevo asesor de la seguridad nacional, posición que ya ostentó durante la campaña. Flynn fue también director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DÍA), pero fue forzado a dejar el cargo el año 2014 por las quejas sobre su caótica gestión y por sus agresivos planes de reformar el organismo.
Este es un cargo importante, ya que se convertirá en uno de los hombres más poderosos del entorno del presidente electo, y tendrá un papel clave en las decisiones sobre seguridad nacional y política internacional. Además, el general ya había demostrado una fuerte influencia a Trump durante la campaña y, según publica el The New York Times, se le atribuye haberlo convencido que EE.UU. mantiene una "guerra mundial" con militantes islamistas y que tiene que trabajar con cualquier aliado dispuesto en la lucha, incluyendo al presidente ruso, Vladimir Putin.