Las fuerzas de seguridad francesas seguirán en Nueva Caledonia el tiempo que sea necesario, según ha afirmado el presidente francés, Emmanuel Macron, después de que llegara al territorio en un intento urgente de calmar las tensiones después de más de una semana de tensiones y disturbios que han dejado seis muertos. Macron ha celebrado este jueves varias conversaciones con el objetivo de pasar página sobre los disturbios mortales, provocados por la ira de cambios constitucionales, a los cuales París da apoyo y que implicarían que decenas de miles de residentes no indígenas tuvieran derecho al voto. Los líderes locales temen que el cambio eche atrás las votaciones de los canacos y no se alcance la independencia.

"En las próximas horas y días se programarán nuevas operaciones masivas cuando sea necesario y se restablecerá el orden republicano íntegramente porque no hay ninguna otra opción", ha dicho Macron durante una reunión con líderes locales, añadiendo que el estado de emergencia no se tiene que prolongar.

Tal como destaca el The Guardian, el presidente ha hablado brevemente con los periodistas después de su llegada al aeropuerto internacional de La Tontouta, a unos 50 kilómetros de la capital de Nueva Caledonia, Noumea, y ha dicho: "Mi deseo, junto con el de mis ministros y el gobierno, es estar al lado de la gente y ver un retorno a la paz, la calma y la seguridad cuanto antes mejor".

Más tarde, Macron ha sobrevolado en helicóptero zonas devastadas por incendios provocados, mientras excavadoras trabajaban para retirar los escombros. Los alcaldes de los suburbios más afectados se unieron a la reunión de Macron al Alto Comisionado de Francia, junto con líderes profranceses y proindependentistas. Macron ha dicho que el objetivo de la reunión era conseguir que todos los partidos se volvieran a sentar en la mesa, sin embargo, su visita ha provocado reacciones encontradas entre los políticos locales.

Los destrozos de los disturbios

Casi 400 edificios públicos, comercios, comercios y viviendas han sido destruidos por los incendios provocados por los alborotadores en poco más de una semana, según el fiscal Yves Dupas. Se han producido daños importantes en las carreteras, cosa que dificulta el acceso y los viajes en algunas partes de Nueva Caledonia.

Los residentes tenían que esperar varias horas para comprar productos de primera necesidad y los artículos se estaban racionando. El cierre de bancos y la destrucción de numerosos cajeros automáticos dificultaron la obtención de efectivo que se utiliza ampliamente.