Las protestas contra el racismo tras la muerte de George Floyd han ido a menos este jueves en Nueva York, con un menor número de manifestantes que, eso sí, han vuelto a desobedecer el toque de queda en la Gran Manzana, con sus críticas dirigidas principalmente a la dureza de estos últimos días de la policía y la actitud del alcalde, Bill de Blasio, en las horas más bajas de su mandato.
En la octava jornada de protestas, el gran despliegue policial en la ciudad ha permitido dispersar a los manifestantes y detener a todos aquellos que se resistían a dejar la calle durante el toque de queda. También había muchos miembros de las entidades convocantes controlando que todo fuese pacífico.
Varios cientos de manifestantes se concentraron en las inmediaciones de la residencia del alcalde, conocida como Gracie Mason, colofón de una jornada de múltiples protestas por toda la ciudad, con menos participación que otros días. De las pocas cargas que hubo hoy la más complicada se registró a primera hora de la noche en el Bronx.
Pero las protestas pierden músculo y el gran despliegue policial ha permitido dejar atrás los saqueos y disturbios de principios de semana en Manhattan, donde los establecimientos aún siguen protegiendo sus escaparates con tablones de madera -algunos además con alambres de pinchos- y seguridad privada.
Los manifestantes recibieron hoy la entrada del toque de queda, a la ocho de la tarde, al grito de "arriba las manos, no dispares", uno de los lemas que se han escuchado en todas las protestas a lo largo y ancho de Estados Unidos tras la muerte con tintes racistas del afroamericano George Floyd a manos de un policía en Mineápolis (Minesota).
Media hora después de la entrada en vigor del toque de queda, la policía empezó a bloquear a los manifestantes en las calles del Upper East para proceder a detenerlos. Mientras se podía oír la megafonía de los coches patrulla alertando de que el toque de queda estaba en vigor y los ciudadanos debían volver a sus casas y abandonar las calles.
La mayoría de manifestantes blancos se pusieron al frente y, con las manos alzadas, algunos se iban dejando detener por policías. A pesar de que no ofrecieron ninguna resistencia mientras gritaban "manos arriba, no dispares", la policía redujo a golpes a algunos de ellos.
Tras dos momentos de tensión y una veintena de arrestos, la policía logró dispersar la protesta, que se había desarrollado de manera pacífica.
"Luchamos contra el supremacismo blanco, estamos comprometidos con la acción", aseguraba momentos antes Patrick Bobilin, uno de los organizadores de la protesta silenciosa del parque Carl Schurz, junto a la residencia del alcalde, que el miércoles concluyó con decenas de detenidos.
Los manifestantes evitaron en esta ocasión aproximarse mucho a la residencia de Bill de Blasio y el organizador de la concentración, Patrick Bobilin, pidió a los congregados que no se dejaran abrumar por el sonido de las hélices de los helicópteros. "Dejad que los policías se muestren como los verdaderos agitadores", dijo.
Varios cientos de manifestantes lograron seguir su protesta hacia Times Square y después en el Bajo Manhattan, donde al final superaban en número los policías a los manifestantes, algunos de los cuales se resistían a dejar la protesta.
Los sanitarios también se manifiestan
Vestido con su uniforme de trabajador sanitario, Daniel, que trabaja en un hospital cercano, salió hoy a la calle por primera vez para mostrar su solidaridad con la comunidad negra.
"En los últimos meses hemos recibido un gran apoyo (por la pandemia de la Covid-19), lo menos que podemos hacer es mostrar un poco de apoyo a la comunidad negra", dijo Daniel a Efe al principio de la manifestación esta tarde en el Upper.
"No tengo miedo del toque de queda porque no tengo nada que perder, soy una afroamericana en América", aseguró por su parte una joven que prefirió no identificarse y que caminaba en la marcha junto a su bicicleta.
Lleva participando varios días en las protestas en distintos barrios de la ciudad, comentó a Efe, antes de insistir en que es necesario reconstruir la policía desde cero e invertir en las comunidades negras que históricamente han estado "subdesarrolladas y muy castigadas".
Brooklyn y Bronx
Al otro lado del East River, en Brooklyn, varios cientos de personas que se reunían para una vigilia de "Black Lives Matter" (Las Vidas Negras Importan) en el parque McCarren se manifestaron también de forma pacífica.
Más complicado fue en el Bronx. Una vez más, la policía se movió rápidamente en algunas áreas para hacer cumplir el toque de queda. En el barrio de Mott Haven, una fila de agentes en bicicleta impidió que cientos de personas avanzaran, gritándoles que retrocedieran. Al mismo tiempo, otro grupo de policías apareció detrás de los manifestantes, según medios locales.
Justo después de las ocho de la tarde, la policía comenzó a arrestar a la gente en la multitud, que se había estado manifestando pacíficamente. Algunos agentes con escudos antidisturbios empujaron a los manifestantes a las aceras aparentemente sin provocación. Aunque muchos manifestantes intentaron irse, con la policía por todos lados, no había una ruta para despejar el área.
Luego, alrededor de las 8:30 de la tarde, la policía cargó contra la multitud, balanceando sus porras y atacando a los manifestantes.