El reelegido presidente francés, Emmanuel Macron, ha decidido formar un gobierno de centroizquierda y ha tenido además en cuenta algunas de las cuestiones que tensan la política francesa, y que han provocado lo que algunos consideran una rotura del contrato social francés. Es temprano para saber si Macron podrá revertir la situación, en la administración más estatista y funcionarial de Europa, o si se quedará corto. Pero cambios notorios sí ha hecho. La nueva primera ministra, que releva al norcatalán Jean Castex, es una exmilitante del Partido Socialista, Élisabeth Borne, que se considera socialdemócrata, muy diferente del perfil liberal de Castex. Y se la describe como una política dura, halcón. El macronismo quiere imprimir giro social y también quiere acabar comiéndose lo que queda de la formación de François Mitterrand, actualmente en proceso de desaparición. Borne será la segunda primera ministra de la historia de Francia, después del paso fugaz que tuvo Edith Cresson, que estuvo en Matignon sólo once meses (de mayo de 1991 a abril de 1992), durante el segundo mandato de François Mitterrand. Es hija de padre judío de origen ruso.

La política francesa siempre es un laboratorio avanzado de estrategias que después se copian, y en este sentido también se ha subrayado la decisión de situar al proindigenista Pap Ndiaye en Educación y a la libanesa y exdirectiva de Payasos sin Fronteras, Rima Abdul Malak, en Cultura. La designación de Pap Ndiaye ha sido la más polémica y ha provocado una reacción encendida de los ultras del Rassemblement National, la formación de Marine Le Pen, que lo consideran un ataque a la cultura francesa. El nuevo ministro de Educación es especialista en historia social de EE.UU. y de las minorías, y es hijo de padre senegalés y madre francesa. Se describe como un "puro producto de la meritocracia republicana" y precisamente este mensaje positivo es el que ha captado la atención de Macron. Tendrá que articular la enseñanza desde esta perspectiva para frenar la fractura nacional que crece día a día en las banlieues. Ndiaye está muy influido por los modelos de ciudadanía inclusiva que se analizan en las universidades americanas, totalmente alejados del sistema napoleónico francés.

Anuncio nuevo gobierno francés Elíseo
Anuncio del nuevo gobierno francés en el Elíseo | EFE

El anuncio del nuevo gobierno francés hoy en el Palacio del Elíseo | EFE

Rima Abdul Malak vivió en el Líbano hasta los 10 años y tiene la doble nacionalidad. Responde a un perfil más clásico de política francesa. Desde el 2019 era asesora de cultura y comunicación de Macron. Anteriormente trabajó en cuestiones culturales en el Ayuntamiento de París, y como adjunta cultural en la embajada francesa en EE.UU. Desde hace dos años se especulaba que sería ministra.

Bruno Le Marie, Economía

 

Por otra parte, Macron ha mantenido al liberal Bruno Le Maire como responsable de un gran ministerio económico en el nuevo gobierno, cargo en el que tendría que hacer realidad la promesa de reducir en los próximos cinco años la tasa de paro tanto como ha bajado en el primer mandato. Eso supondría dejar el desempleo en menos del 5,3% de la población activa a finales del invierno del 2027, ante el 7,3% en que estaba el primer trimestre de este año. También tendrá que impulsar la soberanía industrial, lo que significa dar un impulso en el sector industrial francés para mitigar uno de los principales problemas económicos, que es déficit comercial, con un récord de 84.700 millones de euros en el 2021, cuando se vio agravado por el encarecimiento de la factura energética, una tendencia que ha empeorado.