La obligatoriedad que existe en Francia de pedir el QR de las vacunas antes de consumir en bares y restaurantes está teniendo problemas graves, y choca con una fuerte oposición ciudadana.
Algunas calles de París se llenan al mediodía y por la tarde, no con botellones, sino con personas que comen tranquilamente en el suelo, haciendo su pícnic particular. Hay familias enteras. Esta actitud se ha interpretado como un desafío al pasaporte de vacunas del coronavirus, y afecta negativamente la ocupación de bares y restaurantes.
Desde el 21 de julio, Francia ha adoptado esta medida para intentar controlar la última ola de covid-19 en el país, y promover la vacunación.
El presidente francés, Emmanuel Macron, la anunció en una intervención televisada, e indicó que el acceso a los restaurantes, bares, teatros y cines estará prohibido a las personas que no estén vacunadas o que no puedan presentar una prueba PCR negativa.
El también denominado pasaporte sanitario ya era obligatorio para acceder a discotecas y a grandes acontecimientos sociales o deportivos con más de 1.000 asistentes. A partir de julio también se exige para asistir a sitios culturales que reciban a más de 50 personas.
Además, avanzó que tenía la voluntad de extender la necesidad del certificado Covid francés (que se entrega a los vacunados con pauta completa o recuperados del virus) para las personas mayores de 12 años que quieran acceder a aviones, autobuses y trenes de largo recorrido, centros comerciales y actos culturales con más de 50 personas.
Además, las pruebas PCR y test de antígenos, que hasta ahora son reembolsados por la Seguridad Social, a partir del otoño serán de pago a no ser que se realicen con prescripción médica.
Macron justificó las medidas con la finalidad de maximizar las vacunaciones contra la covid, porque cree que es la clave para prevenir otro confinamiento como el que hubo durante la primera ola de la pandemia. "Cuanto más vacunemos, menos espacio dejamos para que el virus se difunda", subrayó.
En esta línea, anunció que la vacuna de la covid-19 será obligatoria para los trabajadores sanitarios antes del 15 de septiembre, así como para las personas que trabajan en hospitales, residencias o con personas vulnerables.
"La vacunación no será obligatoria para todo el mundo, pero la promoveremos para que el mayor número [de personas] se vacune", resumió Macron.
Un total de 35,8 millones de personas ha recibido al menos una dosis del antídoto de la covid-19 en Francia (el 53,4% de la población) y 27,4 millones ya han completado la pauta (41%).