Olas de calor suprema, bochorno asfixiante y refrescarse en cualquier tienda o centro comercial. Parece mentira, pero esta podría ser la descripción de la realidad actual. La ola de calor que afecta a Europa, también impacta de pleno en Catalunya. Un hecho que será cada vez más frecuente y que ya estamos acostumbrados a escuchar que este será el agosto más fresco de los que vendrán. Precisamente por este motivo, se busca ampliar los bosques urbanos, instalar prótesis arbóreas para modular la sombra o habilitar "islas de frescor". Estas son algunas medidas que han tomado las grandes urbes europeas para combatir el calor extremo que ya sufren y que la crisis climática amenaza con exacerbar.

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Este verano, en el que se ha vivido el mes más caluroso de la historia del planeta, los termómetros han batido récords en múltiples partes del mundo, pero especialmente en Europa y Mediterráneo, las zonas que más rápido se calientan junto con el Ártico. Y hay que recordar que, el verano, todavía no se ha acabado. Tampoco las olas de calor.

Las capitales europeas pasan calor (y las otras ciudades, también)

Las grandes capitales europeas, que además tienen que hacer frente al fenómeno "isla de calor", más acusado en Madrid, ciudad donde se ha registrado una diferencia térmica de hasta 8,5 °C entre el centro y la periferia menos urbanizada, se han visto obligadas a buscar maneras de refrescar espacios y minimizar los riesgos de salud ligados al calor.

Un estudio recién publicado en Nature Medicine, que destaca Efe, ha concluido que el verano pasado en Europa se produjeron 60.000 muertes adicionales a consecuencia del calor extremo, mientras que a escala global la Organización Mundial de la Salud estima que entre 1998 y el 2017 más de 166.000 personas murieron a causa de las olas de calor.

En estos episodios que se suceden cada verano cada vez con más frecuencia e intensidad los trabajadores de servicios públicos como la limpieza vial en Madrid han afirmado este año poder adaptar sus horarios a los momentos más frescos del día o incluso recortar sus jornadas, después de que en 2022 murió en servicio un basurero bajo las temperaturas que sufría la ciudad en plena ola de calor, recuerda la agencia.

Las medidas de las ciudades para combatir el calor

Algunos ayuntamientos han facilitado el acceso gratuito a piscinas municipales y han prolongado la apertura de parques y jardines hasta la noche, como es el caso de París, que además ha identificado cerca de 1.300 "islas de frescor" por la ciudad y ha habilitado salas con refrigeración en los ayuntamientos de distrito. También Barcelona ha ofrecido cerca de 230 refugios climáticos en los diez distritos, zonas convertidas en espacios de confort ante las altas temperaturas entre el 15 de junio y el 15 septiembre para aliviar especialmente colectivos más vulnerables.

Sevilla que augura un aumento en la temperatura media de 4,5 °C y una reducción de la lluvia del 20% para el año 2100, ensaya mediante el proyecto europeo Lifewatercool sistemas para reducir la sensación térmica a partir de paradas de autobús bioclimáticas o prótesis arbóreas para modular la sombra, entre otras opciones.

En Roma, la capital italiana, la temperatura ya ha subido 1,7 grados en las tres décadas que van entre 1970 y los 2000, por lo cual el ayuntamiento está integrando la variable climática en la nueva planificación urbana, como refleja la remodelación de la estación de tren Termini, donde el responsable de su Oficina del Clima, Edoardo Zanchini, defiende en Efe que "hay que sacar el asfalto". La ciudad, subraya Zanchini, ha creado sombra con "árboles provisionales" en las paradas de autobús más concurridas, y también ha reforzado la red de fuentes de agua pública.

Más árboles y espacios frescos para combatir las altas temperaturas

En este contexto, son muchas las ciudades que han optado por ampliar su zona verde, como es el caso de Barcelona, con más árboles, cubiertas y fachadas, así como espacios verdes. Además, tal como destaca Efe, se han pacificado calles y se han creado más plazas para dar protagonismo a los ciudadanos.

Por otra parte, Roma también intenta hacer trabajo al respecto. El responsable de la Oficina de Clima de la capital italiana, constata la misma agencia, destaca que en estos momentos "dos tercios de la ciudad son zonas agrícolas o parques" y que los proyectos en cinco parques a lo largo del río Tíber "harán accesibles los espacios fluviales a la población de los alrededores", ya que el río atraviesa toda la urbe, dice, pero "en cierta manera está separado".

Londres también ha sido sacudida por los calores este verano (y anteriores). Así, la capital del Reino Unido también ha centrado su estrategia en el retorno a la naturaleza: el bosque urbano contiene unos 8,4 millones de árboles y cubre en torno al 21% de la superficie terrestre de la ciudad, pero las autoridades quieren incrementar en un 10% la cantidad de árboles para el año 2050. Desde el 2016, la alcaldía londinense ha financiado la plantación de más de 430.000 árboles, y al mismo tiempo trabaja para mejorar la vida silvestre.

Grietas y subida del nivel del mar

La problemática no solo llega en forma de calor sofocante. Aparte de poner remedio y aprender a convivir con estos calores, se tiene que aprender a vivir con lluvias intensas, inundaciones y episodios fuertes de sequía y lo que eso comporta. En algunas zonas de los Países Bajos, a causa de la sequía, insiste Efe, el suelo se está hundiendo y causando grietas en las casas, mientras que la subida del nivel del mar amenaza con provocar más inundaciones en un país cuyo tercio ya está por debajo del nivel del mar. Un problema que, de momento, se está enfrentando con más diques de contención.