El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, ha abogado este sábado por la "deportación a gran escala" de las personas inmigrantes en Alemania que se encuentran en situación irregular, al considerar que "vienen demasiados" migrantes al país germánico y que se tiene que expulsar "más y más rápidamente" a quien "no tiene derecho a quedarse", en los términos utilizados por el líder alemán en una entrevista en la revista Der Spiegel. De esta forma, Scholz hace de abordar la inmigración irregular, a la cual vincula a la inseguridad, y de endurecer las políticas migratorias, una "prioridad máxima" de su Gobierno, en un contexto de auge de la inmigración en el país en los últimos años y con la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) subiendo a las encuestas —ya es segunda fuerza, por detrás del centro derechista CDU-CSU— y el SPD de Scholz cayendo en picado.
Las declaraciones de Olaf Scholz llegan después de anunciar que Alemania está experimentando un auge acusado de la inmigración irregular, en tanto que durante los nueve primeros meses de este año han llegado al país 92.119 personas sin autorización, el número más alto de los últimos siete años, según la policía federal alemana. Durante el 2022, fueron 91.986, y en 2021, 57.637. El récord, en el 2016, cuando fueron 111.843. Eso, sin contar a las personas que entraron al país a través de las vías legales, que eleva la cifra de 2022 a 1,2 millones de personas, y 200.000 en lo que llevamos de 2023. Además, a esta cifra se suma el poco más de un millón de ucranianos acogidos a estas alturas a Alemania, refugiados a causa de la invasión rusa.
"Punto de quiebra migratorio"
Tal es el fenómeno, que el presidente alemán, el también socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, declaró este septiembre que Alemania se encuentra en situación de "punto de quiebra" migratorio, para no poder asimilar este volumen de personas recién llegadas. Y el líder de la oposición y presidente de la democristiana CDU, Friedrich Merz, ha pedido al canciller Olaf Scholz un gran pacto de estado en política migratoria para "hacer frente la inmigración ilegal y modificar el sistema de asilo".
Endurecimiento de los controles fronterizos
En este contexto de fondo, lunes pasado, la ministra del Interior, Nancy Faeser, notificó a la Comisión Europea la introducción de controles temporales a las fronteras terrestres con Polonia, República Checa y Suiza y la prolongación de esta misma medida que ya se aplicaba con Austria desde 2015, con la finalidad de reforzar la lucha contra el tráfico de migrantes y limitar la migración irregular. La notificación de los controles en las fronteras terrestres con Polonia, República Checa y Suiza entraron en vigor el mismo lunes por un periodo de diez días prorrogable hasta dos meses, mientras que en la de Austria se prolongará durante otros seis meses a partir del 12 de noviembre. Por otra parte, la semana pasada, Scholz también anunció proyectos de ley para facilitar la deportación de solicitantes de asilo rechazados; y se reunió con Friedrich Merz (CDU) y dos gobernadores de 'Länder' para discutir la manera de abordar la migración.
Scholz cae en picado, y CDU y AfD en auge
Las previsiones económicas poco positivas y la gestión migratoria, muy criticada por la derecha y extrema derecha, han desgastado al ejecutivo del socialdemócrata Olaf Scholz: el Gobierno tripartito alemán de SPD, verdes y liberales ha perdido gran parte de la confianza ciudadana de la cual disfrutaba cuando empezó su legislatura, hace ahora dos años, según las encuestas. Ante este momento de relativa crisis multifactorial en Alemania, la derecha aprovecha para atizar el descontento y está en auge. El partido populista y de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido una puntuación récord en el "Politbarometer" difundido por la televisión pública ZDF, considerado uno de los barómetros políticos más fiables del país, y se sitúa en segundo lugar en intención de voto, por detrás de la CDU. Así, según la encuesta del instituto demoscópico "Forschungsgruppe Wahlen", si se celebraran elecciones generales ahora, AfD sumaría hasta el 21% de apoyo, solo por debajo de los conservadores CDU-CSU, que se mantiene como primera fuerza y ahora friega el 30% de los votos. Los dos por encima de los socialdemócratas que ahora gobiernan, que caerían a la tercera fuerza.