El ataque del Ejército de Israel al convoy de la ONG World Central Kitchen (WCK) que mató a siete personas, arrastra más consecuencias que estas muertes. Algunas de las pocas ONG que siguen operando en la Franja de Gaza se retiran de la zona por no poder garantizar la seguridad de sus trabajadores. A esta lista se añaden dos nuevas organizaciones que han sido clave para la situación a Gaza los últimos días: Open Arms y World Central Kitchen. Las dos organizaciones sacaron adelante el esperado corredor marítimo para hacer llegar comida y ayuda humanitaria a la zona completamente colocada por las fuerzas de Israel. Ahora, las dos han anunciado que tienen que suspender esta misión empezada hace menos de un mes.
"Este ataque, perpetrado por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) el lunes pasado, marca un doloroso punto de inflexión en nuestros esfuerzos por aliviar la crisis humanitaria en Gaza", destaca Open Arms en un comunicado. La ONG muestra su dolor por la muerte de los siete miembros de WCK, los nombres de los cuales se unen "a la larga lista de más de 32.500 civiles, la mayoría mujeres y niños, víctimas de la violencia en Gaza desde octubre del 2023, junto con centenares de trabajadores humanitarios y periodistas en una escalada de violencia sin precedentes".
Open Arms remarca que la misión de las dos ONG ha estado perfectamente comunicada y coordinada y apunta que el convoy atacado por Israel estaba perfectamente identificado. Se suman a la línea de la misma WCK, que ante las explicaciones israelíes que sostenían una identificación errónea han subrayado que se podían identificar sin problema.
Llega el final de la misión 110, el que nunca pudimos imaginar, el más doloroso.
— Open Arms (@openarms_fund) April 3, 2024
Nos faltan Saifedin, Zomi, Damian, Jacob, John, Jim y James, pero quedarán para siempre en nuestra memoria y seguiremos alzando la voz por ellos, por las más de 32.500 personas asesinadas #Gaza, los… pic.twitter.com/2oS5jRzLOA
Un ataque sistemático
Las justificaciones de Israel no convencen ni a Open Arms, ni a varios gobiernos, ni al mismo fundador de WCK, José Andrés. "No fue solo una situación de mala suerte en la cual se lanzó una bomba en el lugar equivocado", ha lamentado Andrés en una entrevista con Reuters, dónde ha añadido: "El ataque se produjo a lo largo de unos 1,5, 1,8 kilómetros, con un convoy humanitario muy definido que tenía letreros a la parte superior, en el techo, un logotipo muy colorido del cual, evidentemente, estamos muy orgullosos. Es muy claro quién somos y qué hacemos", El chef ha lamentado: "Fuimos atacados sistemáticamente, coche a coche".
"Intentamos decir a las FDI (Fuerzas de defensa de Israel) lo que estaban haciendo, que nos estaban apuntando en una zona de distensión, controlada por las FDI. Ellos sabían que nuestro equipo se movía en esta ruta con tres coches", ha remarcado Andrés. El chef sostiene que sus trabajadores y su organización fueron atacados de forma deliberada.