El pasado 24 de febrero, Rusia empezó la invasión de Ucrania. Desde entonces, las bajas en las tropas rusas han sido numerosas. Así como las masacres que se han dado en diferentes lugares y que ahora, poco a poco, van saliendo a la luz, coincidiendo con la retirada de las tropas rusas de algunos municipios, como Bucha o Borodyanka.
En este contexto, han aparecido nombres como los de Aldar Budaev, sargento de 34 años que murió el 7 de marzo, o Denis Rykov, 31, que perdió la vida el mes pasado. Moscú no ha sufrido pérdidas importantes, aunque los registros dicen que unos diez militares de la capital fueron capturados por los ucranianos, según fuentes oficiales a las cuales señala el portal Mirror. La lista es larga. Algunos, sin embargo, empiezan a especular con el código postal de los soldados muertos en Ucrania. Todos lejos de Moscú. Una tendencia similar es la de los registros oficiales relacionados con San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, donde únicamente hay una muerte registrada.
Los registros de muertos son más altos en zonas remotas
Así, tal como constata el mismo diario, se están celebrando numerosos funerales por soldados muertos, pero todos lejos de las grandes ciudades. Como por ejemplo la región de Buryatya, en la Siberia. Se trata de una república budista, cerca del lago Baikal, con una población de 972.000 habitantes, unas doce veces menos que Moscú.
El patrón o tendencia que se repite es que las regiones rusas más remotas son también las más afectadas por las pérdidas. La mayoría son jóvenes, y en consecuencia, dejan también familias jóvenes. Antes de la guerra, cuando los portales rusos decían que sólo se les enviaba a hacer maniobras militares, decenas de tropas del ejército se trasladaron a la zona a través del Transiberiano. Algunos viajaron una semana o más hasta llegar a las regiones que rodean Ucrania y Bielorrusia. Entre los muertos, también está David Arutyunyan, de 18 años, el soldado ruso más joven muerto durante la guerra.
El caso es que, siendo zonas remotas, sus cuerpos en ataúd no pasan por capitales ni por ciudades importantes de Rusia. Lo cual ayuda a que pasen desapercibidos los horrores de la guerra. Así, los oligarcas no son conscientes del goteo, algo que, de rebote, podría beneficiar al presidente ruso, Vladímir Putin.
El caso de Bair Lubsandabaev
No es nada nuevo que, con la intención de salir o conseguir un futuro, muchos entren en el ejército para salir de las zonas más remotas del país. Uno de los casos podría ser el de Bair Lubsandabaev, un teniente ruso muerto en combate en Ucrania. Es de Tsagatui, un municipio sin asfalto, sin calefacción, ni sistema de alcantarillado.