El papa Francisco, convaleciente por sus problemas de salud, ha reaparecido este domingo en persona ante los fieles en la plaza de San Pedro del Vaticano, al final de la misa del Jubileo dedicada a los enfermos. “Buen domingo a todo el mundo, muchas gracias,” ha dicho el pontífice ante una multitud que lo ha recibido con emoción, aplausos y gritos de “viva el papa”.

Francisco, de 88 años, llevaba sin aparecer en persona ante los fieles desde que recibió el alta, hace dos semanas. El pontífice ha sido llevado en una silla de ruedas desde el interior de la basílica de San Pedro hasta el altar situado en la plaza para las misas públicas y ha pronunciado unas breves palabras, con cierta dificultad por las cánulas nasales que utiliza para recibir oxígeno. Anteriormente, solo se lo había podido ver desde el balcón donde había sido ingresado, saludando a los fieles que velaban por él desde la calle.

Una mujer ha leído un mensaje en su nombre en el que saluda “con cariño” a todos los que han participado en la misa del Jubileo de los Enfermos y ha agradecido “de corazón” las oraciones por su salud. 

Monseñor Rino Fisichella, prefecto del Dicasterio para la Evangelización, ha leído la homilía del papa Francisco, en la que ha asegurado que “no es fácil” estar enfermo, pero es una “escuela” en la que se aprende a amar y ser amado.

“Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela donde aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos”, ha sentenciado. Francisco se ha dirigido a los médicos, enfermeros y miembros del personal sobre quien ha asegurado que el Señor les “ofrece la oportunidad de renovar continuamente su vida, nutriéndola de gratitud, misericordia y esperanza”.

Salud delicada

El papa Francisco fue ingresado el pasado 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma a causa de una pulmonía bilateral y otros problemas de salud. Permaneció hospitalizado durante 38 días, hasta que salió del centro el pasado 23 de marzo para proseguir su terapia en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta.

La última información médica brindada por la Santa Sede apunta a que su salud mejora mientras prosigue su terapia farmacológica y la fisioterapia motora y respiratoria. Asimismo, mejora en el uso de la palabra y, aunque todavía necesita la suministración de oxígeno por cánulas nasales, en momentos del día se le reduce, según recoge EFE.