El papa Francisco publicará el próximo 14 de enero su autobiografía, titulada Spera (Esperanza), de la cual se han podido conocer algunos episodios vividos por el pontífice gracias a un adelanto del Corriere della Sera. Una de las revelaciones que hace el papa argentino es que fue el objetivo de dos intentos de atentado suicida durante un viaje a Irak en el año 2021, un acto terrorista que se pudo frustrar gracias a la intervención de los servicios de inteligencia británicos, según relata él mismo. El papa explica que, después de aterrizar en Bagdad en marzo del 2021, le informaron de que dos terroristas tenían un plan para atentar contra su vida en un acto en el cual iba a participar, pero que los servicios británicos alertaron la Gendarmería vaticana y a policía iraquí, que "interceptó e hizo volar" a los atacantes, un hecho que "le impactó mucho", según su propio testimonio.

Una visita desaconsejada

La visita del papa al Irak se consideró histórica. Fue un viaje de tres días que se realizó en plena pandemia de la covid-19 y que era la primera de un líder de la Iglesia católica a Irak. Aunque "casi todo el mundo" le desaconsejó que hiciera aquel viaje a causa de los riesgos para su seguridad, el papa Francisco revela que oyó que tenía que hacerlo y quiso "llegar hasta el final. Decía, casi familiarmente, que necesitaba ir a ver nuestro abuelo Abrahán, el antepasado común de judíos, cristianos y musulmanes".

Los dos kamikazes

El país sufría una grave inestabilidad por culpa de la violencia provocada por el Estado Islámico y otros grupos yihadistas. El Papa recuerda que el país todavía sufría las consecuencias de la pandemia y seguía evidenciando altísimos riesgos de seguridad". Según relata, "incluso después de toda aquella devastación, el viento del odio no se detenía. Me avisaron tan pronto como aterrizamos en Bagdad el día anterior. La policía había alertado la Gendarmería vaticana (...) una joven terrorista suicida se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención", rememora. "Cuando al día siguiente pregunté en la Gendarmería que sabía de los dos atacantes, el comandante me respondió lacónicamente 'ya no están'. La policía iraquí los había interceptado y hecho explotar. También eso me afectó mucho, también este era un fruto envenenado de la guerra", lamenta.

Momentos destacados de la visita

El adelanto de la autobiografía del papa, que llegará a las librerías a principios de año, se realizó con motivo de su 88 cumpleaños, el pasado martes. La visita contó con un extenso operativo de seguridad y durante su estancia, el Papa visitó lugares emblemáticos como Mosul, donde pidió a los cristianos iraquíes que perdonaran las injusticias y se centraran en la reconstrucción. "Fue una herida en el corazón (...) una de las ciudades más antiguas del mundo, llena de historia y tradiciones, que había visto la sucesión de diferentes civilizaciones a lo largo del tiempo y había sido un emblema de la convivencia pacífica de diferentes culturas (...) parecía delante de mis ojos una extensión de escombros", relata.

Otros momentos destacados fue la visita a la ciudad santa del islam, Nayaf, donde se reunió con su máxima autoridad, el ayatolá Ali al-Sistani, para abogar por el diálogo entre religiones. "Aquel encuentro con el Gran Ayatolá Ali al-Sistani se preparaba por la Santa Sede desde hacía décadas, sin que ninguno de mis antecesores consiguiera culminarlo", reconoce Francisco. "El ayatolá me recibió fraternalmente en su casa, un gesto que en Oriente es incluso más elocuente que las declaraciones o los documentos, ya que significa amistad, pertenencia a una misma familia", comenta.