El papa Francisco ha hecho su tradicional mensaje de Navidad este miércoles donde ha pedido que callen las armas en Ucrania y el Oriente Próximo y se tenga "la audacia de abrir negociaciones para una paz justa" y que en Gaza también "cese el fuego, que se liberen los rehenes y se ayude en la población extenuada por el hambre y la guerra". Desde el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro y ante casi 30.000 personas, el Papa ha reflexionado sobre los conflictos y los males que afectan actualmente al mundo. "Que callen las armas en la martirizada Ucrania. Que se tenga la audacia de abrir la puerta a las negociaciones y a los gestos de diálogo y de encuentro, para llegar a una paz justa y duradera", ha dicho. Además, también ha pedido "que callen las armas en Oriente Medio. Con los ojos fijados en la cuna de Belén, dirijo mi pensamiento a las comunidades cristianas de Israel y Palestina, en particular en Gaza, donde la situación humanitaria es muy grave".

Alto el fuego en Ucrania y Gaza

El papa Francisco ha aprovechado su mensaje de Navidad para pedir el cese del fuego, la liberación de los rehenes y que se ayude en la población "extenuada por el hambre y la guerra". Además, ha asegurado que también "lleva el corazón" la comunidad cristiana del Líbano, especialmente "la del sur, y a la de Siria, en este momento tan delicado" y ha animado a los líderes políticos a buscar soluciones que permitan la reconciliación nacional en Libia. "Que se abran las puertas del diálogo y de la paz en toda la región, lacerada por el conflicto".

Francisco ha recordado que este martes se abrió la Puerta Santa con la cual se inició el Jubileo, que se celebra cada 25 años, y ha deseado que ayude "a reconciliarnos con nosotros mismos, entre nosotros, incluso con nuestros enemigos". "En esta Navidad, inicio del Año jubilar, invito a todas las personas, en todos los pueblos y naciones, a armarse de valor para atravesar la Puerta, a hacerse peregrinos de esperanza, a silenciar las armas y superar las divisiones". En su mensaje, el papa también ha pedido "que el nacimiento de El Salvador traiga un tiempo de esperanza a las familias de miles de niños que están muriendo a causa de la epidemia de sarampión a la República Democrática del Congo, así como a las poblaciones del oriente de este país y a las de Burkina Faso, de Mali, de Níger y de Mozambique".

El Papa también ha recordado a los niños que sufren los efectos de la guerra y el hambre, así como los ancianos, que muchas veces están obligados a vivir "en condiciones de solicitud y abandono". Así también ha aprovechado para tener unas palabras de recuerdo a todos aquellos que han perdido su casa o huyen de su tierra, intentando buscar "un refugio seguro".