Más de una cuarta parte de los votantes alemanes están indecisos, según una nueva encuesta publicada el sábado. Pero quien podría estar tomando partido, contra todo pronóstico, en estas elecciones que se celebrarán el 23 de febrero, es la Iglesia. Y es que esta no está conforme con la manera en que los partidos conservadores están gestionando el auge de la extrema derecha. Conscientes del papel que esta formación podría tener, la Iglesia se ha decidido a pronunciarse. A finales de enero, la formación de centroderecha Unión Demócrata Cristiana (CDU), su aliada bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), el neoliberal Partido Democrático Libre (FDP) y el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) votaron juntos a favor de normas de asilo mucho más estrictas. Antes de la votación, la Iglesia protestante en Alemania (EKD) y la Conferencia Episcopal Alemania católica (DBK) escribieron una carta conjunta a todos los parlamentarios en la que advertían urgentemente contra esta colaboración. La carta fue firmada por figuras destacadas de las dos confesiones, los prelados Anne Gidion y Karl Jüsten. Gidion y Jüsten dirigen las oficinas de enlace para la política federal de sus iglesias respectivas, por lo cual sus palabras tienen peso en Berlín. Sin embargo, su advertencia no fue escuchada ni por el bloque conservador CDU/CSU ni por el FDP.
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Aunque las encuestas muestran que dos tercios de la población alemana están a favor de endurecer las normas sobre asilo, la mitad está en contra de confiar en los votos de la AfD para aprobar cualquier moción o ley. Por eso, la colaboración entre los conservadores y el partido de derecha extrema generó una gran indignación. Gidion y Jüsten también estuvieron entre aquellos que señalaron en vano el hecho de que los principales partidos parlamentarios habían acordado, después de la ruptura de la coalición tripartita liderada por los socialdemócratas (SPD), que rechazarían cualquier mayoría conseguida con la ayuda de la AfD, según destaca un artículo de la Deutsche Welle.
"Tememos que la democracia alemana se verá gravemente dañada si se abandona esta promesa política", escribieron los dos altos clérigos. Las tensiones entre las iglesias y el bloque conservador en particular han sido muy palpables justo antes de las elecciones federales del 23 de febrero. Markus Söder, presidente de la CSU y primer ministro bávaro, declaró a la redacción de la Redaktionsnetzwerk Deutschland (RND) que, según su opinión, la carta de Gidion y Jüsten no había sido aprobada oficialmente por las dos iglesias. Según él, varios obispos y muchos miembros de la Iglesia se habían distanciado de esta. Söder, que es protestante, también subrayó: "Aceptamos las críticas, pero también se nos tiene que permitir dar nuestra opinión, también a mí, como cristiano devoto".
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Fuertes discrepancias entre la política y la Iglesia
El líder del grupo parlamentario de la CSU en el Parlamento del estado federado de Baviera, Klaus Holetschek, fue todavía más directo: "En una democracia, las cuestiones políticas cotidianas son un asunto del Parlamento, no de los sermones", aseguró en una entrevista con el diario Augsburger Allgemeine Zeitung. Consideró que las críticas de los prelados protestantes y católicos a la postura de Friedrich Merz, el candidato del bloque conservador en la cancillería a las próximas elecciones, eran un "error capital".
Holetschek, católico, declaró a la agencia de noticias protestante epd, y lo recogía el propio portal Deutsche Welle, que no se sintió bien cuando las iglesias tomaron claramente partido en debates sociales muy controvertidos poco antes de las elecciones federales. Dijo que consideraba que el principal ámbito de competencia de las iglesias era dar a la sociedad una base cristiana.
La Iglesia quiere decir la suya
La presidenta del Consejo del EKD, la monseñora Kirsten Fehrs, defendió las posturas de las iglesias en temas como la migración y la democracia, afirmando que tienen posturas claras en estas áreas. Fehrs destacó la larga tradición cristiana de la CDU y la CSU, como lo refleja la C de "cristiano" en sus nombres. "La alianza está marcada por convicciones fundamentales comunes como la protección de la dignidad humana y la preservación de la creación", dijo Fehrs en una rueda de prensa en Berlín, que recoge también la Deutsche Welle.
Los comentarios surgieron a raíz de un estudio sobre el estado de ánimo de la sociedad en Alemania, encargado conjuntamente con los servicios sociales de la Iglesia protestante. Para el estudio, el instituto de encuestas Forsa encuestó a 2.000 personas mayores de 18 años en diciembre del 2024. Fehrs calificó los resultados, que fueron publicados en línea, de alarmantes. "La mayoría de la gente en nuestro país siente una división. Y muchos se están recluyendo en la burbuja", detallaba.
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División social: ¿los alemanes tienen miedo a decir lo que piensan?
Según el estudio, las consecuencias de este sentimiento son muy graves. Más de la mitad de los encuestados (51%) afirmaron que ya no podían decir libremente qué pensaban sin provocar ira. Casi un tercio (32%) afirmó que se había distanciado de los demás por cuestiones controvertidas o incluso había roto el contacto. Un análisis del llamado Barómetro de la Preocupación (Sorgenbarometer) muestra que existe un gran temor a que aumenten el odio, la hostilidad y los conflictos sociales.
Para contrarrestar esta falta de comunicación generalizada, la Iglesia y sus servicios sociales quieren ofrecer espacios en las instalaciones para intercambiar opiniones. Los lugares de encuentro tienen como objetivo ofrecer la oportunidad de que personas con opiniones muy diferentes se escuchen entre ellas. Las personas que simpatizan con la AfD o votan por el partido también son bienvenidas, afirma la Iglesia. Sin embargo, Fehrs se muestra escéptica con respecto a los representantes electos de la AfD, ya que el partido mantiene varias posiciones de extrema derecha y muy nacionalistas. Las dos iglesias cristianas ya se distanciaron en declaraciones públicas realizadas en el 2024. "Estamos tomando la acción conjunta de advertir contra la elección de partidos extremistas de derecha, incluida la AfD, porque discriminan a las minorías y ponen en peligro la democracia", dijo Fehrs entonces y recuerda ahora la Deutsche Welle.
La controversia del ascenso de la AfD
Desde la Segunda Guerra Mundial ha habido acuerdo entre las dos agrupaciones políticas de centroderecha y de centroizquierda gobernantes, que incluso han acabado a veces formando una gran coalición. El sistema de votación de representación proporcional normalmente significa que no hay mucho cambio en el acuerdo político de Alemania, a menudo después de semanas de negociaciones con partidos más pequeños hasta que se pueda formar un gobierno con control en el Bundestag. Esta vez es diferente.
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El ascenso de AfD es muy sensible a causa del pasado nazi de Alemania, pero poco a poco, va ganando a más adeptos. Su popularidad está aumentando, y eso se ve en los sondeos. Ahora bien, las encuestas de opinión dicen que dos tercios de los alemanes consideran el partido una amenaza para la democracia y el 40% querría que desapareciera. La dirección se lava las manos, pero algunos de sus partidarios han blandido esvásticas. No se espera que la AfD gane las elecciones de este año. Algunos artículos o portales, como Sky News, prevén que podría llegar a gobernar dentro de cuatro años en las próximas elecciones generales. En este sentido, cabe recordar que entró en el Parlamento en 2017 y actualmente está alrededor de más del doble de su cuota de votos en las elecciones del 2021.