El cierre gradual de los siete reactores españoles acordado entre el Gobierno y las grandes eléctricas prevé que Almaraz I cerrará en 2027, Almaraz II en 2028, Ascó I en 2030, Cofrents en 2030, Ascó II en 2032, Vandellòs II en 2035 y Trillo también en 2035. Por lo tanto, el cierre de las nucleares en Catalunya empezaría el 30 y acabaría el 35. Ignacio Araluce, presidente del Foro Nuclear, destaca que este calendario está contemplado en el PNIEC y en el acuerdo del 2019. "Cogiendo los datos del año pasado, de la generación de la energía eléctrica de Catalunya, un 59%, casi el 60% fue de las tres nucleares. El desarrollo que hay de las renovables es muy lento, no hay casi nada comparado con España. No hay nada fotovoltaico, el ritmo es muy lento. El cierre nuclear provocará que sea dependiente de otros lugares porque no hay generación en este momento". Así, destaca que, actualmente, ya hay un déficit en Catalunya. "Hay un déficit de unos seis terabytes. Se producen 38 y se necesitan 44. Si quitamos los 22 de la nuclear, se queda sin producción".

¿Qué pasará con los residuos?

Otra pregunta que viene casi de la mano es qué pasará con los residuos. En una comida informal con la prensa, Araluce expone que no hay ningún riesgo para la población. La idea por la cual se ha apostado es por la de un almacenaje geológico profundo, que aparece en el plan general a partir del 2073. Eso significa que la central nuclear "tendrá que mantener los elementos combustibles después de su desmantelamiento, hasta que este almacenaje geológico profundo sea establecido". A pesar de todo, destaca que no se tienen que conservar dentro de las centrales de ninguna manera especial. "En este momento, ya existen unas plataformas donde hay unos contenedores y están allí. Lo que habrá que hacer es ampliar la capacidad. Hay que tener en cuenta que la previsión es que no haya centrales nucleares a partir del 2035, pero los residuos se quedarán dentro de las centrales hasta el año 2073". Así, los representantes de la industria nuclear ven contradictorio que las centrales dejen de producir en 2035, pero, en cambio, los residuos nucleares se mantengan en la misma zona hasta el 2073, tal como propone el plan general de residuos nucleares. Además, hay que tener en cuenta que las diferentes modificaciones del plan comportan, además, un sobrecoste de 2.200 millones de euros.

Insiste, sin embargo, en que el riesgo para la población es asumible. "No es un tema de riesgo, se trata de un tema de disponibilidad. A nosotros nos parece que mantener el combustible allí cuando ya has desmantelado la central, no tiene sentido. Sin embargo, no se trata de un tema de riesgo". Araluce constata que las centrales catalanas podrían seguir funcionando durante años. "La mayoría son de los Estados Unidos, excepto Trillo, que es de diseño alemán. Las de los EE. UU. tienen una licencia de 60 u 80 años. Les quedarían muchos años para seguir funcionando, desde el punto de vista técnico no habría ningún problema.

¿Y qué pasará, pues, con este déficit que podrían dejar las nucleares a partir del 35? "Quién sabe. Yo sé que, en este momento, con las nucleares se puede aguantar bien. Si se acaban las nucleares, lo veo complicado. No hay un desarrollo de renovables ni de redes suficientes para los tiempos de los que estamos hablando. El desarrollo es muy lento y el almacenaje también. Se dependerá de otras comunidades autónomas de al lado. Mirando los números, es lo que parece".

¿Es más barata la energía de las nucleares?

Desde Foro Nuclear avisan que la energía eléctrica que producen los reactores es más barata que las otras y entra en la subasta del mercado mayorista que determina el precio a un valor de 0. "Si la nuclear se detiene, tendrán que entrar las energías más caras como el gas". En este sentido, ha remarcado que la nuclear es una energía “competitiva”, que "no emite CO₂" y “estable”. Haciendo referencia a la energía fotovoltaica, el presidente de la patronal ha insistido en que solo puede producir determinadas horas del día y que necesita mucho más espacio. Así, con un ejemplo práctico, ha constatado que en Catalunya habría que ocupar 40.000 hectáreas con placas solares para producir la energía que producen las tres centrales catalanas.