Marina Ovsyannikova fue uno de los nombres que dieron la vuelta al mundo al inicio de la guerra de Ucrania, que ya hace más de siete meses que empezó. Fue una de las pocas personas de la Rusia de Vladímir Putin que se atrevieron a levantar la voz contra una invasión que rechazaba y, evidentemente, sufrió las consecuencias. La imagen de Ovsyannikova con una pancarta durante la emisión de la cadena Russia-1 (o Channel 1) para la que trabajaba, en la que se podía leer "parad la guerra. No te creas la propaganda, te están mintiendo", dio la vuelta el mundo. Pocas horas después de su interrupción, ya se encontraba arrestada en una comisaría local por "haber desacreditado las fuerzas armadas rusas". En las últimas horas, sin embargo, la periodista se ha escapado de su domicilio, donde había sido arrestada durante todos estos meses, tal como ha informado al mismo ministerio del Interior ruso, de que ya la ha incluido en su listado de personas en busca y captura.
Ovsyannikova estaba en arresto domiciliario en casa suya, acompañada de su hija de once años, y después de fugarse con ella se desconoce su parador. También hay muchas dudas de cómo una de las pocas personas capaces de mostrar su oposición al régimen de Putin en directo sin miedo a las consecuencias ha podido huir. Se tiene que tener en cuenta que, aparte de colarse al informativo de televisión, la periodista también había gravado un vídeo el pasado de mes de marzo en que pedía perdón por las noticias que difundía la cadena, menos de un mes después del inicio de la invasión. "Lo que está pasando en Ucrania es un crimen y Rusia es el agresor. La responsabilidad de esta agresión recae en un hombre: Vladímir Putin. Mi padre es ucraniano, mi madre es rusa y nunca fueron enemigos", lamenta la periodista, que se mostraba avergonzada por haber hecho "propaganda del Kremlin" desde su posición como periodista.
¿Dónde y cómo ha escapado la periodista?
Después de su protesta en directo, la periodista volvió a ser multada en dos ocasiones más, siempre para desacreditar las fuerzas armadas de su país, y fue puesta bajo arrasamiento domiciliario el pasado mes de agosto por haber difundido noticias falsas, delito por el que habría podido ser condenada a hasta 10 años de prisión. Solamente un mes antes, había vuelto a recurrir a las pancartas, en este caso ante el Kremlin justo en medio de Moscú. En este caso, se podía leer la palabra "fascistas", dirigiéndose a Putin y el suyo ejercido: "¿Cuántos niños más tienen que morir para que paréis?", había escrito. Ahora, ha decidido escapar, con dos grandes incógnitas: ¿donde y cómo?
A quien avisó a las autoridades del país (que ella había criticado en numerosas ocasiones, hecho que le había supuesto toda esta retahíla de problemas con la justicia rusa), ha sido su exmarido. También periodista, en este caso para Rusia Today, el sábado anunció a los periodistas que su mujer se había escapado con su hija: "Anoche, mi exmujer abandonó el lugar que le había asignado el tribunal y ha desaparecido con nuestra hija". Desde entonces, no se sabe nada más, mientras el gobierno ruso intenta atrapar a quien ha sido uno de sus quebraderos de cabeza desde el pasado mes de febrero.