Sorpresa mayúscula en las elecciones de Argentina. Cuando todo parecía indicar que el líder de la extrema derecha libertaria, Javier Milei, emprendería su camino hacia la Casa Rosada, el candidato oficialista, Sergio Massa, ha demostrado la fuerza que todavía mantiene el peronismo en el país sudamericano. La mayoría de las encuestas situaban el desmelenado ultra al frente de la carrera presidencial, pero finalmente no ha conseguido ampliar notablemente los apoyos que ya recibió en las primarias de agosto (PASO): si en aquel momento se llevó el 29,9% de los votos, Milei solo ha sumado algunas centésimas hasta rozar el 30%. En cambio, Massa, que reunió el 21,4% de apoyos en las primarias, ahora ha subido hasta el 36,7%, desafiando todos los pronósticos. La diferencia entre los dos candidatos es notable, pero no suficiente para certificar la victoria definitiva, y los dos se verán las caras el próximo 19 de noviembre, cuando se celebrará la segunda vuelta de las elecciones argentinas, conocida como ballotage.

Solo cuando se ha hecho pública la encuesta a pie de urna se ha olido la posibilidad real de que el oficialismo se llevara la victoria este domingo. Y cuando los presagios se han confirmado, la euforia se ha desatado en la esquina de las avenidas Corrientes y Dorrego, donde la coalición de centroizquierda Unión por la Patria había instalado su bunker. En este punto se han congregado algunos millares de votantes peronistas, militantes y representantes sindicales, que han celebrado la victoria de Massa, con gritos de apoyo. Uno de los asistentes ha evidenciado la sorpresa de los resultados con unas palabras dirigidas a la prensa. "Todos los periodistas iban a ver a Milei y al final han tenido que venir para acá", ha dicho, entre risas.

En su discurso después de conocerse los resultados, Massa ha evidenciado su perfil moderado dentro del movimiento peronista. Descrito popularmente como panqueque (en inglés pancake, por alterar constantemente su ideología política y moverse entre partidos), el candidato ha asegurado que, si gana las elecciones, reunirá "un gobierno de unidad nacional, convocando a los mejores, sin importar su fuerza política". También ha querido sellar el final de la polarización en Argentina, que históricamente ha dividido la ciudadanía del país entre aquellos que dan apoyo al peronismo (recientemente, definido como kirchnerismo después de las presidencias del matrimonio de Néstor y Cristina), aseverando que "la grieta ha muerto y empieza una nueva etapa". Con estas palabras, Massa ha querido apelar directamente al votante del derechista Juntos por el Cambio y su candidata, Patricia Bullrich, que ha acabado tercera, lejos de sus principales rivales con el 23,8% de los votos y hundiéndose en comparación con lo que prometían las encuestas.

Javier Milei, en su discurso tras conocer los resultados / Foto: EFE

Milei, eufórico a pesar del fracaso

En otro punto de la ciudad de Buenos Aires, en el Hotel Libertador (la elección del lugar no ha sido casual), Javier Milei ha congregado a sus votantes, la gran mayoría de un perfil joven y masculino, entre los cuales el mensaje extremista del candidato libertario ha calado con más fuerza. El líder de La Libertad Avanza hizo sonar todas las alarmas en agosto, cuando consiguió imponerse en las primarias argentinas contra todos los pronósticos. Proveniente de la fama televisiva y conocido para ser un polémico economista, Milei decidió lanzarse a la carrera presidencial aprovechando la crítica situación económica en el país. Argentina registra una inflación espantosa, que según los últimos cálculos se acerca a un incremento del 140% interanual, a lo que hay que sumar la problemática de la pobreza, que ya supera el 40% de la población del país. Ante estos retos, el ultra prometía dejarlo todo en manos del libre mercado: privatizar los sectores estratégicos, dolarizar la economía y reducir el Estado a su mínima expresión, recortando la mayoría de sus competencias.

En esta ofensiva para llegar a la Casa Rosada, Milei ya había situado a Massa —y, de manera más amplia, el kirchnerismo— como su principal rival durante la campaña electoral. Su retórica pedía acabar con la "casta política" que representaba el movimiento de centroizquierda, el cual ha gobernado 16 de los últimos 20 años en el país sudamericano. Y lo tenía todo de cara para identificar al candidato de Unión por la Patria como la máxima representación del desbarajuste político en Argentina, ya que Massa ha sido el encargado de las finanzas durante la última legislatura. Entre los opositores del peronismo a menudo resuena la misma crítica: "¿cómo puede solucionar la inflación el actual ministro de Economía?".

Milei no solo esperaba llevarse la victoria este domingo, sino que en las últimas semanas había agitado la posibilidad de ganar en primera vuelta. Finalmente, él y sus votantes se han visto sorprendidos por la cruda realidad. Ahora bien, eso no les ha estropeado la jornada electoral, y Milei ha optado por olvidarse de la derrota para proclamar que ha tenido lugar una "elección histórica". "Haber hecho la mejor elección de la historia para el liberalismo en Argentina nos llena de orgullo", ha afirmado, recordando que su candidatura se ha construido "en solo dos años". Para poder avanzar a Massa el 19 de noviembre y llegar a la Casa Rosada, sin embargo, el ultra sabe que necesitará replegar la mayoría de los votos que hoy se han decantado por Patricia Bullrich. Él, como Massa, también ha apelado al votante de derecha. "Todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos", ha anunciado.

Patricia Bullrich reconoce la derrota electoral / Foto: EFE

Los votantes de Bullrich tienen la llave de la presidencia

Tanto Massa como Milei se han quedado lejos del 50% de apoyos que necesitarán en el ballotage si quieren conseguir la presidencia de Argentina. En este sentido, la llave la tendrán los votantes de Bullrich, heredera del macrismo que ya gobernó entre 2015 y 2019. Ahora bien, la candidata no ha querido entregar todavía su apoyo a la moderación que encarna Massa —el candidato del peronismo, el histórico rival— ni al extremismo de Milei —que promete girar página precisamente al peronismo—. En su discurso, Bullrich ha señalado que el último ejecutivo ha "empobrecido" el país, y ella no está dispuesta "a facilitar que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia reciente de Argentina", en referencia al candidato de Unión por la Patria. Ahora bien, tampoco ha explicitado su apoyo al líder de La Libertad Avanza. Las elecciones del 19 de noviembre permitirán definir si el país continúa por el camino del peronismo o si confirma su giro radical hacia el populismo de extrema derecha.